(2) EL APÓSTATA, de Federico Veiroj.

LOS OBSTÁCULOS DE LA APOSTASÍA
Del realizador uruguayo de cortometrajes Federico Veiroj (Montevideo, 1976) pudimos ver sus dos primeros largometrajes, ambos presentados en el festival de San Sebastián: Acné (2008) y La vida útil (2010), éste en formato DVD. En El apóstata (2015), Veiroj recoge experiencias autobiográficas de su amigo Álvaro Ogalla, que encarna al protagonista Gonzalo Tamayo —como actor no profesional— y que colabora en el guión de esta comedia dramática que adopta formas de fábula kafkiana al mostrar los problemas burocráticos de un joven treintañero que desea apostatar del catolicismo alegando que fue bautizado sin su consentimiento siendo un bebé.
El film es también, con su tono libre y su estilo personal, el drama existencial de un muchacho que se rebela contra el “sistema” y que busca su liberación personal rechazando ideas y prejuicios asimilados a la fuerza desde su infancia. Su repudio del pasado y su asunción del presente supone para él racionalizar y depurar cuestiones en torno a la religión y el pecado, el amor y el sexo, la familia y los hábitos sociales, etc.
El apóstata ofrece también aspectos satíricos —como La audiencia, de Marco Ferreri, 1971— y confesiones íntimas —como Nueve cartas a Berta, de Basilio M. Patino, 1965— que vienen a reafirmar que no se puede cambiar ya el pasado y que somos el producto de las circunstancias vividas aunque en esta ocasión en la odisea de Gonzalo Tamayo se mezcle paradójicamente una lógica impecable con la presencia de delirios y quimeras, haciendo de él un personaje “perdido”, fuera de este mundo, condenado quizás a una eterna inmadurez.
La narrativa a Federico Veiroj no se ajusta a ningún canon preestablecido, rompiendo las pautas temporales y psicológicas habituales con el recurso de la voz en off y a la relación epistolar para mostrar la influencia de la prima del protagonista, además de emplear una banda sonora con muy variadas fuentes musicales, incluyendo algunos fragmentos del “Alexander Nevsky” de Sergio Prokofiev. En resumen, una película original y sugestiva pero, a mi parecer, fallida por exceso de confusión y desorganización a la hora de estructurar sus elementos expresivos.
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