(1) HOTEL TRANSILVANIA 2, de Genndy Tartakovsky.

INFANTILIZANDO ICONOS DEL TERROR
¿Qué pensaría Bram Stoker si supiera en qué se ha convertido su más ilustre personaje, el conde Drácula, en la conocida saga fílmica de Genndy Tartakovsky? ¿Y Mary Shelley, si conociera la versión animada de su famosa criatura, el monstruo de Frankenstein, de la mencionada franquicia?
Si la primera entrega, Hotel Transilvania (2012), desnaturalizó aquellos monstruos que antaño alimentaban las pesadillas de los jóvenes hasta convertirlos en simples caricaturas para configurar un amable cuento infantil sobre el amor adolescente y el respeto a la diversidad, la presente secuela da un salto adelante y, siendo ya padres los jóvenes protagonistas, se centra en aleccionar sobre el cuidado y la educación de los hijos, transmitiendo valores como el mestizaje y la unión familiar, recelando de la sobreprotección de la infancia actual.
Hotel Transilvania 2 cuenta con un saludable tono desmitificador, con unos personajes secundarios muy inspirados y un estilo visual propio que se aleja de la homogeneidad de la animación USA, marca de la casa de Sony Animation. Sin embargo, el guión de Adam Sandler y Robert Smigel es inconsistente y excesivamente pueril, concentrándose en la mera sucesión de gags.
Entretiene a los críos, pero poco más.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.