(3) EDÉN, de Mia Hansen-Love.

NOCHES DE VINO Y ROSAS
Éste es el cuarto largometraje de la prestigiosa Mia Hansen-Love —de la que por vía DVD sólo nos han llegado Le père de mes enfants (2009) y Primer amor (2011)—, que ella considera un retrato testimonial de su propia juventud y cuyo guión escribió con la colaboración de su hermano Sven —disc-jockey durante muchos años— por sugerencia de su pareja, el cineasta francés Olivier Assayas, tras visionar su excelente film Después de mayo (2012).
Mezcla de realismo y ficción, acertado ensamblaje entre estilo documental y drama urbano, Edén pretende ser el gran reportaje de la música de baile de éxito en Francia —el french touch— a partir de los años 90 —época que coincide con la frenética actividad juvenil de la realizadora, su particular “dolce vita”— considerando como especial motor creativo la música electrónica en sus diversas manifestaciones: techno, dance, house, garage… Para ella, aquello fue una auténtica revolución cultural que vino a sustituir los menguantes ideales políticos colectivistas —ver los filmes de Godard y de Bertolucci— por un hedonismo de carácter individualista que también acabó por agotarse y que ahora es contemplado con cierta melancolía.
Edén tiene un valor sociológico indudable —ocio nocturno, la decoración de los locales más frecuentados, la ropa de los clientes, el consumo de alcohol y droga, los ligues, etc.—, con una selección de 42 fragmentos musicales que definen los gustos de una generación, todo ello obtenido tras una laboriosa documentación —magazines, discos, dibujos y fotos—. En la ficción, el protagonista Paul forma el dúo Cheers con Cyril, una pareja de D.J. cuyo éxito se va apagando a la vez que aumenta la fama y la fortuna de otros como Daft Punk —éstos y otros personajes reales aparecen brevemente en algunas escenas—.
El relato se ocupa tanto de las actividades profesionales de Paul, disconforme con el incesante cambio de modas y estilos sonoros, como de sus vivencias privadas, con la dificultad de establecer sólidas relaciones de pareja por culpa de sus frecuentes viajes, horarios especiales y promiscuidad sexual.
Aunque, a mi juicio, la película mejoraría con 30 minutos menos de duración, justo es reconocer su papel didáctico a la hora de ilustrarnos sobre el concreto trabajo de los D.J., mezclando y sintetizando mediante procedimientos digitales composiciones ajenas, alterando ritmos, tonos y armonías, así como creando sus propias obras con ayuda de una moderna tecnología electrónica especialmente dotada para fijar los ritmos de base, fundamentales a la hora de bailar. Otro aspecto interesante es el de darnos a conocer el ambiente, fielmente recreado al parecer, de las más reputadas discotecas y clubs parisinos, sede de algunas legendarias fiestas rave, singulares reuniones traducibles como enrolladas, de moda, delirantes o alocadas.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.