(3) LA MIRADA DEL SILENCIO, de Joshua Oppenheimer.

EL GENOCIDIO INDONESIO
Dos años después de haberse estrenado The act of killing (2012), el norteamericano Joshua Oppenheimer utilizó el material documental que había grabado en Indonesia a lo largo de los años para confeccionar un nuevo largometraje elaborado a base de las entrevistas que el hermano menor de uno de los asesinados había realizado a varios de los mercenarios que, movilizados por los militares golpistas en 1965-1966 —a Sukarno le sucedió enseguida como presidente el general Suharto—, eliminaron a centenares de miles de sindicalistas, campesinos pobres e intelectuales bajo la acusación de pertenecer al partido comunista. Fue un genocidio instigado por la CIA y su aparato de propaganda que denunció como malvados ateos a quienes sólo pedían justicia y libertad, vistos como “infieles” por unos musulmanes tan intolerantes como dispuestos a obedecer órdenes superiores.
La película, que ha recibido docenas de premios en los festivales, reivindica la necesidad de la memoria histórica rechazando el olvido aunque admitiendo el perdón y constituye un testimonio imprescindible aunque tan bárbaro como duro de contemplar. Un estremecedor documento, pues, contra el silencio y el miedo de las víctimas y de sus descendientes que ilustra de forma contundente lo que Hanna Arendt llamó “la banalidad del mal”, pues las masacres son recordadas por sus autores con cierto orgullo y sin remordimiento alguno, como un trabajo rutinario y eficaz que en las escuelas del país los maestros aún tratan de justificar como un castigo ejemplar contra los enemigos del Estado, bajo una larga dictadura militar. En realidad, no hubo nada que fuera espontáneo sino un plan perfectamente urdido, básicamente por Estados Unidos y Gran Bretaña, para cortar de cuajo los movimientos populares que ponían en peligro sus intereses coloniales e imperialistas.
La estructura del film es bastante sencilla aunque el punto de vista del entrevistador —su profesión de óptico tiene una dimensión metafórica como el que busca la nitidez de la verdad— se complementa con el del mismo —como familiar de uno de los masacrados— viendo dolorido y traumatizado en una pantalla de TV las grabaciones realizadas a los ejecutores del genocidio.
En la producción han intervenido financieros de varios países, especialmente de Dinamarca, con la importante colaboración del cineasta alemán Werner Herzog. Se nota que hay un buen equipo técnico —una foto magnífica y un montaje experto— aunque muchos de los profesionales permanecen en el anonimato ya que La mirada del silencio fue estrenada en 2014 —coincidiendo con las primeras elecciones democráticas del país en julio de ese año— pero muchos de los culpables del holocausto indonesio todavía ocupaban cargos oficiales o gozaban de su protección cuando finalizaron las filmaciones en 2012.
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