(1) LOVE & MERCY, de Bill Pohlad.

LOS CHICOS DE LA PLAYA
Intenta apartarse de las sendas más trilladas del género pero Love & Mercy es un biopic a mayor gloria de Brian Wilson, co-fundador en 1961 del famoso grupo Beach Boys, cantante y compositor de innovadores sonidos y de seductoras armonías vocales que destacó por el carácter revolucionario de su disco Pet Sounds, grabado con estupendos músicos de estudio.
Cierto es que la película no se centra en las consabidas giras, hermosas canciones, masivos conciertos, miles de fans y fabulosas recaudaciones pero pese a preocuparse especialmente por el atormentado mundo interior del protagonista, el clásico final feliz acaba por dar sentido a todo el relato: el amor y la determinación de su segunda esposa Melinda Ledbetter, junto a un correcto tratamiento terapéutico, acabarán curando y redimiendo al desquiciado Brian Wilson, diagnosticado erróneamente como esquizofrénico paranoide para satisfacción de los malos de turno: un psiquiatra más preocupado por el dinero que por la salud de su paciente y el interesado padre que sólo ve a su hijo como una mina de oro.
Del mítico cuarteto californiano apenas vemos nada aunque tampoco se abusa de las típicas playas de la costa oeste con sus vastos arenales, el surf, los lujosos automóviles, el ardiente sol y las guapas chicas en bikini. El guión, en que el han participado activamente el propio Brian Wilson y su mujer, procede del libro biográfico de John Wells y muestra al artista en dos diferentes etapas de su vida —los años 60 y 80—, primero encarnado por Paul Dano y después por John Cusack, pero lo cierto es que no explica satisfactoriamente la manera en que el éxito derivó en hundimiento personal y en desbarajuste mental. De la adicción a la drogas apenas hay una ligera referencia.
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