(1) LOS MINIONS, de Kyle Balda y Pierre Coffin.

LOS TIERNOS E INGENUOS SIERVOS DEL MAL
Todo villano que se precie tiene sus secuaces, fieles seguidores de sus planes delictivos, de conquista y/o de destrucción. Suelen ser leales e incansables, siempre están ahí cuando se les necesita; pero también suelen ser necios y manipulables. Y si además son torpes, más que temor hacen gracia… mucha gracia.
Eso lo descubrió Chris Meledandri —productor ejecutivo y fundador de Illumination Entertainment, filial de Universal Studios— mientras buscaba una idea con la que levantar su recién nacida empresa. Gru, mi villano favorito (2010), su película fundacional, mostraba por fin el punto de vista de los antagonistas clásicos, dando todo el protagonismo a un malvado personaje que tramaba planes para fastidiar a la Humanidad. Contaba con la ayuda desinteresada de un equipo de Minions, unos Oompa Loompa de color amarillo vestidos con unos cómodos y prácticos mono de trabajo, cuya función esencial era proporcionar gags visuales dada su torpeza e ingenuidad a la hora de obedecer órdenes y su extraño pero divertido dialecto.
El incontestable éxito del film estimuló la realización de una secuela, Gru 2. Mi villano favorito (2013), en la que el poder de seducción de los mencionados Minions les llevó a aumentar su presencia e importancia en la trama, convirtiéndose en las criaturas sobre las que se cimentaría la mercadotecnia que consolidó al estudio de animación. No alcanzó la valía de su predecesora, pero la película recaudó más de 900 millones de euros en taquilla. Un suculento negocio.
Los Minions se vende como una tercera entrega de la franquicia al contar hechos anteriores a Gru, pero en realidad se trata de un previsible spin-off en el que estos graciosos especímenes conquistan su particular territorio y protagonizan su exclusiva aventura. Ya no son las mascotas de nadie, sino que adquieren progresivamente personalidad propia. Aquí se explica el origen prehistórico de los Minions, se narra su periplo a lo largo de los siglos buscando un villano al que servir y su servidumbre bajo la arrolladora personalidad de la pérfida Scarlet Overkill ya en los años 60 de la pasada centuria.
Kevin, Stuart y Bob se alzan en el film como maestros del slapstick, con su inimitable gestualidad y su hilarante idioma fusión de palabras españolas y extranjeras, pero a base de repetir situaciones ocurrentes y diálogos surrealistas se pierde el efecto sorpresa. Eso sí, destaca la labor del doblaje a la hora de caracterizar y dar empaque a los personajes. Entretiene, que no es poco.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.