LOS GÉNEROS CINEMATOGRÁFICOS (I): EL WESTERN

LA ÉPOCA DORADA DE HOLLYWOOD
Vuelvo a acogerme a las páginas de Vanavisión para, procurando no aburrir demasiado a quien leyere, ofrecerle algunos comentarios deshilvanados y muy subjetivos, sin reglas, sobre el cine que amo… el de la época dorada de Hollywood.
Esta vez dedico cada crónica a un determinado género, empezando por estos cinco: el western, el musical, el cine negro, la comedia y la ciencia ficción, con un máximo de diez títulos por artículo.
Una aclaración, antes de empezar: estas diez películas no van a ser mis preferidas, ni tampoco las mejores. Me ha parecido necesario sacrificar mi criterio para buscar una variedad de films y de autores que contribuya a que el trabajo cubra un espectro más amplio, no sé si me explico. Quizás con un ejemplo quede más claro: si tomo mis diez películas favoritas del oeste, entre John Ford y Anthony Mann completo la lista y se me quedan fuera Hawks, Peckinpah, Sturges, en resumen, un montón de títulos y de realizadores dignos de formar parte de ella. Así que, con mucho dolor de corazón, me he impuesto la obligación de no incluir más de dos films por director.
Al final de cada crónica añadiré una lista de títulos que se hayan quedado en el tintero que procuraré que sea lo más completa posible. Solo el director, el título original y la fecha de producción se citarán en todos los casos. Los demás pormenores de la ficha técnica los puede el lector encontrar, si le interesan, en otros foros, incluso en esta misma revista digital. Naturalmente, cuando interpretación, banda sonora (en el western, primordial), guión o fotografía sean relevantes, dejaremos constancia de ello.
Empezamos, pues. EL WESTERN
1.- Incidente en Ox-Bow (The Ox-bow incident, 1943), de William A. Wellman.
Nos brinda, en poco más de una hora, un estremecedor alegato contra los linchamientos. Solo Furia (Fritz Lang, 1936) se le puede equiparar, pero sin la contundencia y la dureza de Ox-Bow. Interpretaciones de Henry Fonda y Dana Andrews, fotografía, banda sonora… todo al servicio del guión. Sobriedad, austeridad. Impresionante.
2.- Solo ante el peligro (High noon, 1952), de Fred Zinnemann.
Para muchos el mejor western de la historia del cine. Para otros, entre los que me incluyo, ni siquiera lo es. Es una estupenda película de suspense, con una lectura en clave política —el guionista, Carl Foreman se enfrentó al Comité de Actividades Antiamericanas y sus amigos y colegas le dejaron tan solo como los vecinos de Hadleyville a Gary Cooper—, pero guión, diálogos y personajes tienen muy poco que ver con la épica de los buenos westerns. La música sí, porque el autor de la balada, Dimitri Tiomkin, es un especialista en el género.
El argumento puede transplantarse al policial solo con situar la acción en una pequeña ciudad contemporánea y convertir al sheriff en un policía, o un fiscal. Algunas novelas de suspense de William Irish llevadas al cine tienen un planteamiento similar. Ese sheriff pasando miedo, a punto de huir… los héroes del oeste están hechos de otra pasta. A Howard Hawks y John Wayne les disgustó profundamente ver a su amigo Cooper en ese papel. ¡Ah!, debut en la pantalla del gran Lee Van Cleef, uno de los tres forajidos que esperan en la estación la llegada de su jefe en el tren de las doce.
3.- Raíces profundas (Shane, 1953), de George Stevens.
Con Solo ante el peligro y Los siete magníficos, la trilogía de westerns más conocidos por el gran público. No es de extrañar, porque su guión se nutre de los más atractivos elementos del género: la lucha entre agricultores y ganaderos, el pistolero bueno que huye de su pasado y apoya, ¡no faltaba más! al débil, el pistolero malo contratado por la otra parte —aquí los buenos son los agricultores— y, naturalmente, la ensalada de tiros final. Dicho así suena bastante tópico, pero llevado con buen pulso y reforzado con grandes interpretaciones —memorable Jack Palance— se convierte en una estupenda película del Oeste. La pegadiza balada, leit motiv de su banda sonora también contribuye.
4.- Johnny Guitar (Johnny Guitar, 1954), de Nicholas Ray.
He estado dudando en incluírla porque, aunque concurren todos los elementos del western y en una lectura superficial pueda verse como tal, Johnny Guitar es mucho más que Solo ante el peligro. Es, en realidad, una cinta política, una feroz parábola del mccarthismo y de la intolerancia de los que detentan el poder hacia todo lo que huela a libertad. Tanto el guionista, el gran Philip Yordan, como Ray y el actor Sterling Hayden habían sufrido los embates del Comité en sus propias carnes y le brindaron este personal homenaje.
Podemos dejar a un lado esta lectura y la película funciona perfectamente como una gran tragedia de amor y celos, con unos diálogos contundentes como mazazos y frases que han quedado en la memoria de los cinéfilos. La balada que le da título se sigue oyendo por las ondas.
5.- El hombre de Laramie (The man from Laramie, 1955), de Anthony Mann.
De nuevo he tenido problemas con la elección. Mann rodó ocho films con James Stewart, entre los que destacan cinco westerns, cinco obras maestras. Pero he de escoger una y es como si me arrancaran cuatro vísceras importantes; al final he decidido quedarme con El hombre de Laramie. ¿Por qué? No por la extraordinaria labor actoral, en eso coincide con las otras cuatro. Pongamos que es por el guión. ¡Qué casualidad, otra vez Philip Yordan! En esta ocasión disparando su munición contra los comerciantes sin escrúpulos que vendían armas y alcohol a los indios. Atención al duelo interpretativo James Stewart/Arthur Kennedy.
6.- Centauros del desierto (The searchers, 1956), de John Ford.
Aquí no hay dudas: The searchers es para mí, y para muchos realizadores del Hollywood posterior —Kubrik, Scorsese, Spielberg, Coppola, Milius, Lucas—, no solo el mejor western sino una de las diez —o puede que cinco— mejores películas de todos los tiempos. La veo como mínimo un par de veces al año y en cada pase descubro nuevas maravillas. Su principal protagonista no aparece en los créditos. Me refiero al porche de entrada a la casa de los Edwards en que transcurre gran parte de la acción desde el comienzo, con la llegada de Ethan de la guerra hasta el final, cuando se aleja, —inconfundible John Wayne incluso de espaldas— en un largo plano con la cámara fija en el interior de la casa, más de media pantalla en penumbra y en el centro Wayne y el desierto, probablemente las montañas que aparecen al fondo pertenezcan a Monument Valley, otro protagonista mudo de la historia. Icónica imagen, que ya no se le borra a uno de la retina jamás. Todos los directores citados confiesan influencias de esta película en su obra.
7.- Río Bravo (Río Bravo,1959), de Howard Hawks.
A Hawks nos lo volveremos a encontrar en otras crónicas, porque en los más de cincuenta títulos de su dilatada carrera, tocó muchas teclas y siempre con brillantez: cine negro, comedias descacharrantes, bélico, de aventuras, incluso el musical, ya lo iremos viendo. Pero hoy nos toca hablar del western. Desde ¡Viva Villa! (1934) hasta su último trabajo, Río Lobo (1970) filmó un total de ocho, sirviéndose en varios de ellos, como Ford, de la sólida personalidad de John Wayne para dar vida a sus héroes; mi favorito es este Río Bravo.
Yo creo que Hawks se hizo la siguiente reflexión: si algo tiene éxito, ¿por qué no repetirlo?, y dicho y hecho, se autoplagió, por lo menos, en tres ocasiones: Nace una canción (A song is born, 1948) reproduce casi al pie de la letra el guión y la planificación de Bola de fuego (Ball of fire, 1941), claro que el patoso de Danny Kaye y la bizca Virginia Mayo no son Gary Cooper y Barbara Stanwyck y la cosa no funcionó. Me parece recordar que Bola de fuego ya era una segunda versión de un film suyo anterior. Su juego favorito (Man’s favorite sport, 1964) repite situaciones y gags enteros de La fiera de mi niña (Bringing up Baby, 1938) y El Dorado (El Dorado, 1966) es Río Bravo, cambiando a Dean Martin por Robert Mitchum, a Ricky Nelson por James Caan y a Walter Brennan, ya fallecido, por Arthur Hunnicutt. En estos dos casos, el autoplagio funcionó a las mil maravillas y Hawks filmó un par de películas estupendas.
8.- Los siete magníficos (The Magnificent Seven, 1960), de John Sturges.
Decía antes que Hawks se autoplagió, aunque en Hollywood prefieren llamar a esta práctica remakes. Pues bien, Los siete magníficos es un remake de una de las mejores películas de uno de los más grandes realizadores de todos los tiempos, Akira Kurosawa: Los siete samurais (Shichinin no samurai, 1956). Supongo que el mismo Kurosawa felicitaría a Sturges y a los demas responsables del remake, porque es una estupenda película del Oeste y un homenaje al maestro nipón. Como en otros westerns mencionados, la banda sonora de Elmer Berstein, muchos la recordaréis, contribuyó al éxito. Fue nominada al oscar, pero 1961 tuvo una cosecha de bandas sonoras fuera de lo común: estaba Dimitri Tiomkin con El Álamo, Alex North con Espartaco, André Previn con El fuego y la palabra… pero la estatuilla fue a parar al menos conocido Ernest Gold por la banda sonora de Éxodo —excelente partitura, por cierto—.
9.- El hombre que mató a Liberty Valance (The man who shot Liberty Valance, 1962), de John Ford.
Está a muy poca distancia de Centauros del desierto en mi estimación. Si aquella es un western pata negra, ésta, como Johnny Guitar, pero conservando todas las esencias del género, lo trasciende y nos ofrece un fresco impagable de una época de la historia del Oeste americano y a la vez un profundo análisis que me atrevo a tildar de filosófico, sobre la violencia y la forma de enfrentarse a ella, de la mano de tres personajes emblemáticos: el abogado pacifista, luego senador; el vaquero honesto pero nada proclive a poner la otra mejilla y el malvado pistolero al servicio de los terratenientes. James Stewart, John Wayne y Lee Marvin, desenvolviéndose en su elemento y sirviendo al espectador tres de sus más memorables interpretaciones. Gran película.
y 10 .- Grupo salvaje (The wild bunch, 1969), de Sam Peckinpah.
Nada más empezar a escribir este trabajo me he dado cuenta de que la obligada concisión, para evitar irme a un mamotreto infumable de diez mil palabras y diez o doce folios, me haría prescindir de títulos imprescindibles, valga la paradoja, y dejar de comentar aspectos y detalles de interés para el lector. Y ahora, al cerrar este trabajo con uno de mis directores favoritos, aunque cronológicamente está fuera de los años dorados a los que suelo dedicar los artículos, mi frustración es aun mayor. Bueno, dejemos está digresión que no me lleva a ningun sitio. Solo quiero decir que me encantaría estar horas y horas escribiendo sobre Sam Peckinpah. A lo mejor lo hago algun día. Grupo salvaje es el más redondo, el más completo de los diez o doce westerns que filmó, pero hay otros cinco —luego facilitaré los títulos— de los que me quedo con ganas de hablar. Gran película. Como la ponen mucho por la tele, supongo que incluso los menos aficionados la habrán visto. Con Peckinpah se consolida un género que ya había asomado aquí y allá en épocas anteriores: el western crepuscular. Otros cineastas lo han intentado, pero nadie como el indio borracho, del que sus detractores decían que “hasta tomando café era violento” —lo cual es una estupidez, porque no creo que Peckinpah tomara café—, para dotarlos de ese aura poética que impregna toda su filmografía. Viva Peckinpah, que murió antes de cumplir los sesenta, dejándonos lamentablemente una muy corta producción: 20 películas, aunque las últimas, ya muy tocado, no están a la altura de su mejor época. Lo mataron demasiado pronto el alcohol y la cocaína.Como indiqué al principio, voy a reseñar unos cuantos títulos del género que podrían formar parte perfectamente de este trabajo. Tras el nombre del director cito únicamente los títulos en español. Procuraré limitarme a éso, pero no lo garantizo; ya anuncié en la exposición inicial que no hay reglas.

Centauros del desierto (John Ford, 1956)
John Ford
La diligencia (1939)
Pasión de los fuertes (1946)
Fort Apache (1948)
Dos cabalgan juntos (1961)
Anthony Mann
Winchester 73 (1950)
Horizontes lejanos (1952)
Colorado Jim (1953)
Tierras lejanas (1954)
Cazador de forajidos (1957)
El hombre del oeste (1958)
Bud Boeticher. Debía haber incluído alguno de sus westerns entre los diez mejores. A destacar los siete low cost que realizó entre 1956 y 1960, con Randolph Scott como protagonista:
Tras la pista de los asesinos (1956)
Cita en Sundown (1957)
Los cautivos (1957)
Buchanan cabalga de nuevo (1958)
Nacida en el Oeste (1959)
Cabalgar en solitario (1959)
Estación comanche (1969)
Procuren verlos, vale la pena. Pocos serían capaces de hacer tanto con tan poco.
Sam Peckinpah
Duelo en la Alta Sierra (1962)
Mayor Dundee (1964)
La balada de Cable Hogue (1970)
Pat Garrett y Billy the Kid (1973)
Quiero la cabeza de Alfredo García (1974)
William Wyler
El forastero (1940)
La gran prueba (1956)
Horizontes de grandeza (1958)
Howard Hawks
Río Rojo (1948)
El Dorado (1966)
Río Lobo (1970)
William A. Wellman
Cielo amarillo (1948)
Más allá del Missouri (1951)
Caravana de mujeres (1951)
Martin Ritt
Un hombre (1967)
Arthur Penn
El zurdo (1958)
Joseph L. Mankiewicz
El día de los tramposos (1970)
(Tampoco es lo que se dice un western, pero en su época la crítica la recibió como tal. Ahora se la considera más como lo que es: una excelénte película de Mankiewicz. Si hiciera falta etiquetarla, podría incluirse en el género carcelario, pero no hace falta: Un Mankiewicz es un Mankiewicz y punto).
John Sturges
La conspiración del silencio (1955)
El último tren de Gun Hill (1959)
Delmer Daves
El tren de las 3’10 (1957)
John Huston
Los que no perdonan (1960)
El juez de la horca (1972)
Fritz Lang
La venganza de Frank James (1940)
Encubridora (1952)
King Vidor
Duelo al sol (1946)
La pradera sin ley (1955)
1 comment
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Ameno de leer, te saca una sonrisa incluso, pero sobretodo cumple su cometido, te entretiene, te enseña y te anima a volver a ver las vistas, buscar las que no ( gracias internet ) y seguir leyendo tus articulos.
Totalmente de acuerdo en lo primordial de la banda sonora, la de Pat Garret y Billy the Kid fue la musica de mi adolescencia, y lo sigue siendo en la actualidad.
Insisto, un placer y muchas gracias. Te seguire leyendo…..