(3) 52 MARTES, de Sophie Hyde.

EL LABERINTO DE LA SEXUALIDAD
Esta película australiana no es una obra maestra pero su originalidad y su carácter insólito la hacen altamente recomendable, constituyendo el debut como realizadora de largometrajes de Sophie Hyde, procedente del documental y el cortometraje. Se trata de un producto independiente, con actores no profesionales y de reducido coste cuyo rodaje se prolongó a lo largo de 52 martes consecutivos filmando los encuentros entre una “madre” James y su hija Billie con unos pocos planos cada día, método gracias al cual podemos observar fielmente la evolución física y psicológica de los personajes, especialmente el de la madre que se somete a un tratamiento de cambio de sexo y el de su hija adolescente.
El relato es, pues, una crónica en la que la ficción es tratada como un documental abordando el complicado, profundo y doloroso proceso de mutación personal necesitado de tratamiento psicológico y, sobre todo, de suministro de hormonas y de delicadas operaciones quirúrgicas. Esta radical transformación de género nunca se completa del todo y jamás logra la perfección, aunque aquí sólo la contemplamos en el transcurso de doce meses. 52 martes se fundamente en dos procedimientos narrativos: el vídeo que graba Billie, mostrando sus cambiantes y contradictorios sentimientos, y la sucesión de acontecimientos mostrados en tercera persona —el punto de vista de la directora— en torno a la transexualidad, consistente en tener el cuerpo de un sexo y una mente propia del otro, el que suele ser resolver el dilema en definitiva.
En esta ocasión no encontraremos la frivolidad, el divertimento ni el morbo de otros títulos sino un angustioso drama personal que hay que eliminar superando dudas, incomprensiones y sufrimientos. La complejidad deriva también en este film de las difíciles relaciones entre una madre-padre y su hija en trance de llegar a la mayoría de edad —con su carga de inseguridades, búsquedas y ausencia de prejuicios— pero que todavía afronta la sexualidad como una curiosidad o un juego antes que como una vivencia esencial.
El guión de esta película se fue escribiendo al mismo tiempo que se rodaba y los actores accedían a las escenas pocas semanas antes de su actuación ante la cámara, todo lo cual hizo posible el amplio margen de improvisación y de rectificaciones que incorporaba todas las incógnitas, caos interior y confusión propias de la vida de quien estrena una nueva identidad.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.