(1) DANDO LA NOTA: AÚN MÁS ALTO, de Elizabeth Banks.

REPETICIÓN DE LA JUGADA
El contundente éxito comercial de la comedia universitaria con alma de musical Dando la nota (2012), la opera prima de Jason Moore inspirada en un relato sobre las competiciones estudiantiles de canto a cappella del periodista Mickey Rapkin, ha tenido como lógica consecuencia una previsible secuela que continúa narrando las andanzas de un peculiar grupo de amigas que luchan por convertirse en las flamantes ganadoras de importantes certámenes de esta disciplina musical.
Ajena a cualquier intento de renovar la franquicia con un nuevo enfoque, Dando la nota: Aún más alto repite exactamente el mismo esquema narrativo de su predecesora, fruto de una efectiva fusión de comedia adolescente y épica deportiva, en el que se sigue la evolución personal y profesional de las integrantes del coro Barden Bellas. Una vez más, las más frikis del campus deben juntarse para resarcir sus errores conquistando en esta ocasión el campeonato mundial de canto a cappella.
Destaca de nuevo su tono desenfadado y su protagonismo coral liderado por unas inspiradas Anna Kendrick y Rebel Wilson, sin embargo la película naufraga por la nula tensión competitiva y la inserción de anecdóticas subtramas añadidas para tratar de enriquecer en vano la historia. De hecho, hay más de lo mismo en cuanto a chistes sexuales, diálogos absurdos e impostados romances que no aportan nada al conjunto. La primera entrega todavía llamaba la atención por la soltura de sus actuaciones musicales; en la presente las coreografías se desmadran hasta lo ridículo y los antagonistas, los miembros del grupo alemán Das Sound Machine, recuerdan a los típicos villanos de opereta.
La actriz Elizabeth Banks, que en la saga encarna la locutora que retransmite estos torneos, asume la dirección del film. Pues bien, el resultado no puede ser más anodino. Corrección formal pero ausencia de méritos.
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