(2) UNA NOCHE PARA SOBREVIVIR, de Jaume Collet-Serra.

LAZOS DE SANGRE
Ya lo he comentado en anteriores críticas, pero la consagración de Liam Neeson como un veterano action hero a sus 63 años de edad, lejos de ser una degradación en su trayectoria profesional, es algo digno de elogio. No tanto por su meritorio cambio de registro, si lo comparamos con su papel de industrial nazi con humanidad en La lista de Schindler (1993), sino por su loable capacidad de adaptación al medio. Era eso o una progresiva relegación en los escasos y mediocres papeles de viejo cascarrabias con que Hollywood suele (pre)jubilar a los actores más maduros.
Por otra parte, debe reconocerse que ha sabido rodearse de realizadores y guionistas competentes que le han permitido “lucirse” en films llenos de acción y violencia pero con la suficiente calidad como para conseguir el apoyo tanto del público como de la crítica especializada. Los puristas considerarán herética su participación en la irregular saga Venganza, pero esta supuso la renovación del género y le permitió dar impulso a una carrera que empezaba a dar síntomas de declive. Actualmente, su asociación con Jaume Collet-Serra, adalid del thriller más acelerado del cine USA, está siendo de lo más beneficioso para ambos.
Su tercer film en común —tras Sin identidad (2011) y Non-Stop (2014)— es la presente Una noche para sobrevivir, un angustioso relato de venganzas personales enmarcada en la mafia irlandesa neoyorkina, al que se le añaden no pocos ingredientes del western crepuscular. Esta hibridación le permite al director barcelonés actualizar muchos de sus temas clásicos como los pecados heredados, los lazos familiares, el deber de obediencia y lealtad, la búsqueda de redención, etc.
Acosado por los crímenes cometidos en el pasado, el mercenario Jimmy Conlon no pasa por una de sus mejores épocas. Pero cuando su hijo Mike, que vive alejado del mundo sombrío y violento de su padre, se convierte en el objetivo de la organización para la que trabaja, Jimmy tiene que elegir entre la lealtad a su clan criminal o a su verdadera familia, a la que abandonó hace mucho tiempo.
Se aprecia en Una noche para sobrevivir un estimable esfuerzo en recrear la atmósfera del hampa y en la descripción realista de la fauna que habita en ella, destacando por encima de todos las valiosas interpretaciones de los personajes protagónicos, empezando por Liam Neeson y Ed Harris, todo un duelo interpretativo. Su narrativa, sustentada en una frenética trama sazonada de violencia desatada, convierte este film en un entretenido espectáculo que, además, no toma el pelo al espectador con falsos heroísmos ni derivas sobrehumanas. Se agradece.
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