(2) FELICES 140, de Gracia Querejeta.

MALDITO DINERO
La reunión de viejas amistades que, alcanzando la edad adulta, se congregan durante varios días para celebrar una efeméride es un argumento tan frecuentado en el cine que podemos considerarlo un subgénero más, desde la fundacional Reencuentro (1983), pasando por la paradigmática Los amigos de Peter (1992) hasta la más reciente Amigos con dinero (2006). Realmente, se trata de un valioso punto de partida narrativo mediante el cual desarrollar multitud de temas relacionados con las relaciones afectivas, laborales, económicas y sociales.
La apreciada cineasta Gracia Querejera configura, en su séptimo largometraje de ficción, un relato coral que carga contra el efecto desestabilizador del dinero en las relaciones personales, pues la protagonista organiza un fin de semana en un idílico caserío en la costa —aprovechando su cuadragésimo aniversario— para anunciar a sus invitados que ha ganado 140 millones de € en la Primitiva. A raíz de semejante primicia, los amigos y familiares van revelando una faceta oscura de su personalidad, saliendo a la luz reproches hasta ahora silenciados, codicias latentes y mezquindades humanas impropias de los supuestos seres queridos.
Si Felices 140 no alcanza, según mi humilde opinión, el interés ni la trascendencia de Siete mesas de billar francés (2007) y 15 años y un día (2013) es debido a un giro trágico totalmente innecesario para reflejar la podredumbre moral de los individuos ante cambios drásticos de renta disponible, esto es, el enriquecimiento del prójimo. La trama del accidente mortal permite denunciar qué es capaz de hacer el ser humano con tal de sacar provecho de las adversidades, pero no hacía falta llegar a ese extremo cuando la realidad está llena de ejemplos que demuestran la ambición desmedida de algunos cuando advierten del éxito económico de sus allegados.
El guión, coescrito junto a Antonio Mercero, me resulta un poco esquemático y algunos personajes, como el del sobrino de la protagonista o el amigo rico, me parecen poco creíbles. Unos por reproducir tópicos clasistas y otros porque aparentan una madurez impropia para la edad que se suponen tienen.
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