(1) V3NGANZA, de Olivier Megaton.

FALSO CULPABLE
Digna heredera de aquel cine ultraviolento ochentero protagonizado por un justiciero, con Charles Bronson como principal valedor, la saga Venganza ha demostrado que pese al tiempo transcurrido la fórmula sigue gozando de buena salud. Nadie, hace 7 años, hubiera dado un duro por Venganza (Pierre Morel, 2008), una pequeña producción francesa que apelaba a la venganza como el mejor método para resolver conflictos. Eso sí, estaba interpretada por un solvente Liam Neeson, en un drástico cambio de registro, y el film revelaba una mayor profundidad argumental comparado con el resto de producciones de similar temática.
Su éxito de taquilla impulsó una segunda parte, Venganza: Conexión Estambul (Olivier Megaton, 2012), con un acertado cambio de escenario y más dosis de acción/violencia con que compensar ya su falta de originalidad.
Ahora nos llega su tercera entrega, nuevamente dirigida por un disciplinado Megaton, que sigue las andanzas del ex-agente de operaciones especiales Bryan Mills, esta vez en Los Ángeles, huyendo de la policía y tratando de demostrar su inocencia al ser acusado del asesinato de su exmujer. Se trata de la más endeble de la citada saga, porque todo lo narrado ya ha sido explotado hasta la saciedad en el cine de acción, desde la figura del falso culpable, la trama del fugitivo que trata de demostrar su inocencia, la investigación policial paralela y el escarmiento final a los villanos de turno.
Como única novedad, en medio de tanta pelea, tanto tiro y tanta persecución, observamos en diversas escenas la faceta familiar del protagonista, a punto de convertirse en abuelo, revelando que en el fondo es un tipo entrañable, sensible y cariñoso. Pero claro, amenazan a su hija y cualquiera reaccionaría así…
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