(3) MORTADELO Y FILEMÓN CONTRA JIMMY EL CACHONDO, de Javier Fesser.

EL REGRESO ANIMADO DE LOS AGENTES DE LA TIA
La nueva traslación fílmica de los famosos personajes de Francisco Ibáñez, los inimitables y sempiternos Mortadelo y Filemón, supone un auténtico punto y aparte —una especie de reboot— de sus aventuras en la gran pantalla. Y no solo por pasar de una película de personajes reales a una ambiciosa animación digital de excelente calidad, sino también por apreciarse un esfuerzo encomiable en reflejar y transmitir la esencia pero también la estética original de sus aventuras en papel.
El éxito de La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003), aproximación al universo brugueriano del director de El milagro de P. Tinto (1998), disimuló en parte lo que no era tanto una rutinaria adaptación de la citada obra del célebre historietista barcelonés sino la peculiar interpretación de un realizador singular, autor de un cine caracterizado por un estilo personal e intransferible. Mortadelo y Filemón. Misión: Salvar la Tierra (2008) fue una prolongación de contenido y continente de su predecesora, a pesar de ser Miguel Bardem el responsable de la cinta.
Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo, como he afirmado anteriormente, es la versión más fidedigna, literal y metafóricamente, realizada en formato cinematográfico, y a los puristas que lo condenaron por sacrílego deben reconocer que, ahora sí, Fesser ha sabido captar y proyectar los signos identitarios del tebeo hispano más renombrado a nivel nacional e internacional.
El director madrileño no necesita esforzarse por manifestar su amor perpetuo e incondicional a este medio artístico en general, y a la desbordante creación de Francisco Ibáñez en particular. Se nota que sabe de lo que habla, y su cuidado y su esmero en los detalles —son marca de la casa, por ejemplo, la existencia de objetos surrealistas en lugares cotidianos, telas de araña en las esquinas de las viñetas, chistes visuales en los fondos de escenario, etc.— son la prueba de esa identificación y de ese profundo conocimiento de unos maravillosos personajes que, no lo olvidemos, nacieron como caricatura autóctona del clásico espía anglosajón.
El resultado es una divertida aventura bajo el prisma del esperpento, donde encontramos de nuevo su sentido absurdo, de la mano de personajes surrealistas que protagonizan gags llenos de dinamismo e imaginación. Una animación que transpira personalidad y que exhibe una factura técnica irreprochable, a la misma altura que las grandes producciones hollywoodienses.
Quizás lo de menos sea el argumento en sí mismo, excesivamente simple para un patrimonio que consta de casi 200 álbumes publicados. Pero ver de nuevo a Mortadelo disfrazándose de cualquier objeto o animal mientras huye de un Filemón harto de sufrir todo tipo de golpes y caídas implica regresar a esa entrañable infancia llena de momentos sublimes mientras leíamos aquellas inigualables historias.
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