(3) MOMMY, de Xavier Dolan.

MADRE E HIJO EN LA ENCRUCIJADA
Mommy, cuarto largometraje de Xavier Dolan —joven guionista, realizador, productor y montador canadiense francófono—, obtuvo el Premio del Jurado —junto a Adiós al lenguaje (2014), de Jean-Luc Godard— en el pasado festival de Cannes. No puede extrañarnos el galardón a quienes apreciamos Lawrence anyways (2012), una singular mirada a la transexualidad, aunque sus primeros filmes He matado a mi madre (2009) y Los amores imaginarios (2010) sólo nos han llegado editados en DVD.
Mommy se ha inspirado, al parecer, en experiencias personales del cineasta y describe la difícil y dolorosa relación entre una viuda y su hijo de 15 años, un chico problemático, agresivo e indisciplinado, cuya mente se halla trastornada por la hiperactividad, la pérdida de su padre y un apego enfermizo a su madre. El núcleo temático del film se centra en las dudas de la mujer entre convivir y cuidar de su hijo o dejarle seguir sus propios impulsos autodestructivos aun a costa de verle ingresar en correccionales y en hospitales psiquiátricos. Se trata de decidir, en suma, cuál es el coste del amor materno y si vale la pena pagarlo.
Mommy es un relato duro y sin concesiones contado con un lenguaje moderno que se limita a mostrar fragmentos de unas vidas profundizando en sentimientos y en pensamientos que suelen mantenerse ocultos o al menos disimulados ante los demás. El problema de la madre es tener que vivir en la angustia y desesperación de no poder o no saber encauzar adecuadamente sus afectos ya que la convivencia resulta muy difícil cuando está infectada por una patología emocional.
Al mismo tiempo, una viuda de mediana edad ¿no tiene derecho a buscar su propia felicidad reorganizando su vida? La vecina que quedó sin habla de forma traumática, en contacto con madre e hijo, viene a completar el panorama con personas cuya dolorosa existencia enmarca el desarrollo de la película.
Xavier Dolan recurre, la mayor parte del metraje, a un inusual formato de pantalla cuadrada (1 x 1) para concentrar la fuerza expresiva de la imagen, especialmente en los primeros planos. Y la banda sonora selecciona canciones de Andrea Bocelli, Céline Dion, Oasis, etc., grabadas por el padre muerto, para configurar el paisaje sentimental de la pareja protagonista.
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