(2) TRASH, LADRONES DE ESPERANZA, de Stephen Daldry.

POBREZA Y CORRUPCIÓN EN RÍO
Esperaba algo mejor de Stephen Daldry, reconocido realizador responsable de las interesantes Billy Elliot (2000), Las horas (2002) y The Reader / El lector (2008), en esta adaptación de la novela Reyes de la basura de Andy Mulligan. La película está protagonizada por tres chicos que malviven en las favelas de Río de Janeiro, aunque no se trata de un relato de carácter social sino de un trepidante thriller lleno de violencia y persecuciones, de intriga y corrupción, complementadas por el sentimentalismo y la denuncia social.
Ambientada en escenarios realistas, pese a que se emplearon muchos decorados, Trash, ladrones de esperanza tiene como punto central un vertedero de residuos urbanos, expurgado por gente miserable cuya situación contrasta con la riqueza de los políticos comisionistas y con la arbitraria represión de la policía.
Debutan en el cine tres jóvenes actores no profesionales que llevan el peso del film ya que sólo Martin Sheen —como cura comprometido que ha sido desterrado a un apartado barrio— es conocido por anteriores trabajos interpretativos.
Trash, ladrones de esperanza desprende excesivas dosis de artificio y de almíbar, de buenos sentimientos, con esos increíbles adolescentes marginados luchando heroicamente por la Justicia, manejando el ordenador y resolviendo enigmas en clave. Algo muy distinto del retrato de la indigencia y la agresividad que hicieron Los olvidados (Luis Buñuel, 1950) o Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2002), películas realizadas sin concesiones ni coartadas, dotadas de una dureza y autenticidad encomiables.
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