(2) BIG HERO 6, de Chris Williams y Don Hall.

MI ROBOT Y YO
¡Quién la ha visto y quién la ve! A la Disney, me refiero. De un pequeño —y conservador— estudio de animación a una gigantesca —y liberal— industria del entretenimiento. De aquellas producciones ñoñas y bobaliconas “marca de la casa” a Big Hero 6. Una auténtica metamorfosis provocada por la necesidad de sobrevivir a un medio hostil altamente competitivo y en permanente cambio, evidenciando también la evolución de los gustos del público infantil. Títulos precedentes como Enredados (2010) y Frozen (2013) ya evidenciaban lo que estaba a punto de venir.
Anteriormente, el paso de la animación tradicional a la digital y la encarnizada competencia de sus rivales casi acaban con ella. Pero la compra de Pixar en 2006 le permitió adaptarse al nuevo formato y a una nueva cultura creativa que prima la faceta artística y la adquisición de la editorial Marvel en 2009 le ha suministrado un vasto patrimonio de personajes e historietas que empieza ahora a manifestarse. Las dos mejores decisiones empresariales de su historia. También LucasFilm / Star Wars acabó en sus manos en 2012, agarraos que vienen curvas.
De hecho, volviendo al tema que nos ocupa, Big Hero 6 es el primer gran encuentro entre The Walt Disney Company y Marvel Comics, narrado con el ya imprescindible toque Pixar. Un relato superheroico, de estructura clásica pero estilo actual, inspirado tangencialmente en un cómic de finales de los 90 protagonizado por un grupo de chavales dotados de poderes extraordinarios. Del tebeo original apenas queda nada pero poco importa, pues nos encontramos ante la primera de una nueva hornada de películas que enarbolan la bandera del entretenimiento global que divierte tanto a niños como a adultos con un sentido del ritmo ágil, drama y humor a partes iguales, una lograda construcción de personajes y unas relaciones entre ellos que distan mucho del infantilismo de antaño. A priori, la trama no puede ser más simple y previsible al reflejar la consabida historia de amistad entre un niño inventor en crisis afectiva y un robot tan inexpresivo como adorable, pero Big Hero 6 es una buena ficción juvenil con un trasfondo profundo y complejo al que Pixar nos tiene acostumbrados, pero hasta ahora algo desconocido en Disney.
Si ello fuera poco, además de ser gancho para mercados emergentes como el asiático, la animación USA lleva años nutriéndose de la expresividad y el dinamismo del anime, influencia que aquí se percibe sobradamente, fruto de una amalgama cultural comenzando por el nombre de la ciudad escenario del film, San Fransokyo, espantoso cruce entre Tokio y San Francisco. El resultado de esta mescolanza, lejos de caer en el pastiche, es una película de animación vibrante y singular.
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