(2) CAMINANDO ENTRE LAS TUMBAS, de Scott Frank.

DETECTIVE EN B
Ya reconvertido en un action man maduro pero implacable, Liam Neeson ha encontrado un auténtico filón en aquellos thrillers y películas de acción cuya esencia es el “ojo por ojo, diente por diente” bíblico, también conocido como Ley del Talión. Tras Venganza (2008) se han sucedido títulos en su trayectoria profesional donde ha interpretado a personajes duros pero con remordimientos, agresivos con sus enemigos pero comprensivos con sus semejantes en una especie de revisión del antihéroe clásico, a lo Philip Marlowe o Sam Spade.
Caminando entre las tumbas, adaptación de la novela homónima de Lawrence Block que narra la décima andanza del ex-detective Matt Scudder, resulta un film ambiguo y sombrío que homenajea con pericia el llamado género “negro” tanto por la cuidada construcción de personajes y en la descripción de sus relaciones como por la creación de una atmósfera claroscura y turbia que sirve de escenario.
A diferencia de sus anteriores papeles, el actor norirlandés encarna a un investigador privado que ejerce sin licencia, que abandonó su oficio por un error mortal mientras detenía a unos delincuentes, que no se mueve por una venganza personal sino que lo hace por dinero, eludiendo la condición moral de sus clientes; en el caso que nos ocupa un narcotraficante cuya mujer ha sido brutalmente asesinada a pesar de pagar un rescate.
Una primera parte de Caminando entre las tumbas, la más interesante, muestra el proceso indagador por el cual el protagonista entrevista a personajes, visita los lugares donde se produjeron los crímenes y poco a poco va uniendo las piezas hasta identificar a los culpables, mientras vamos conociendo la causa de sus angustias y adicciones.
Posteriormente la película se transforma en una action movie clásica, más convencional, donde todo se soluciona a tiros una vez descubierto el misterio. El segundo largometraje del experimentado guionista mima también a los personajes secundarios, destacando la actuación del joven ayudante negro de Scudder, un huérfano indigente que domina el manejo de la tecnología y pretende aprender la profesión de su maestro, creándose una progresiva relación afectiva que tiene visos de continuidad en sucesivas entregas.
Caminando entre las tumbas no esquiva todos los clichés del género, pero los usa inteligentemente sin abusar de ellos, convirtiéndose en una buena alternativa a los rancios telefilms de sobremesa.
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