(4) DOS DÍAS, UNA NOCHE, de Jean-Pierre y Luc Dardenne.

SOLIDARIDAD OBRERA /vs/ SUPERVIVENCIA
A mitad del siglo XIX comienza a difundirse en Europa la idea de la imprescindible solidaridad obrera y del sindicalismo de clase para hacer frente y moderar la explotación capitalista industrial hasta que, tras la caída del Muro de Berlín en 1989, el neoliberalismo ha ido imponiendo de manera hegemónica los conceptos de competitividad, productividad y mercado provocando el naufragio socialdemócrata y el sentimiento de desamparo de los trabajadores en medio de una terrible crisis económica que sólo parece admitir la consigna individualista del “sálvese quien pueda”.
Tras diez años madurando el proyecto pero con una rápida escritura del guión, los hermanos Dardenne han abordado esta candente cuestión social, generadora de paro y de pobreza, en una película que presta especial atención a la humanidad de los personajes sin caer en lo panfletario, lo esquemático o lo sensiblero, exponiendo las razones de todos ellos, desde las del empresario necesitado de despedir o de reducir salarios para bajar los costes hasta las de los obreros que deben aceptar los recortes para no perder sus empleos.
El “truco” del guión, que fue rodado respetando el orden cronológico de los acontecimientos con planos de larga duración, aumentando su complejidad, reside en delegar la decisión de prescindir laboralmente de la protagonista, la casada y madre Sandra —la estupenda Marion Cotillard—, en el voto secreto de sus 16 compañeros de la fábrica. Ella es el punto más débil del grupo debido a su tendencia a la depresión. Y aquí es donde surge el choque entre intereses y principios, entre la ganancia de una prima especial, muy necesaria para atender los gastos familiares, por reducción de plantilla y su renuncia a ella, solidarizándose con la despedida para lograr su readmisión.
La película se desarrolla durante un fin de semana, en dos días y una noche en que Sandra y su marido —que hace para ella la labor propia de un sindicalista— realizan un gran esfuerzo físico y psicológico para hablar con todos los trabajadores con el fin de conseguir su apoyo en una nueva votación.
Los hermanos Dardenne han realizado el film más social y comprometido de su brillante carrera, centrada toda ella en la observación de adultos y de niños enfrentados a entornos familiares o colectivos hostiles. El film ahora estrenado termina provisionalmente de una manera feliz, con el triunfo de una insolidaridad anulada por la generosidad del empresario. Pero este desenlace tramposo es modificado definitivamente por los cineastas para terminar lanzando sutilmente su “mensaje”: una lección moral sobre la necesidad de la lucha, de la fraternidad y de la generosidad de los más débiles. En definitiva, una firme defensa de la dignidad humana.
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