(2) MAGICAL GIRL, de Carlos Vermut.

SERES DESHUMANIZADOS
Este segundo largometraje del ilustrador y director de cortometrajes Carlos Vermut —de quien no se estrenó en Valencia Diamond Flash (2011)— obtuvo la Concha de Oro y el Premio a la mejor dirección en el festival de San Sebastián 2014, provocando una gran polémica entre quienes destacaron su originalidad y complejidad narrativas y quienes lamentaron la pobreza expresiva y la discutible coherencia del relato. Yo me incluyo entre los decepcionados porque si bien el cine moderno debe evitar ser demasiado explícito y dejar en libertad al espectador para que reelabore su propio discurso fílmico, no es menos cierto que al receptor del mismo hay que suministrarle elementos audiovisuales lo suficientemente articulados para que la película pueda ser considerada un trabajo personal de su realizador.
Magical girl es un ejemplo de cine coral protagonizado por diversos personajes —las piezas de un rompecabezas a recomponer— que, en este caso, son seres traumatizados, solitarios y tristes cuyo nexo común es la representación de la maldad, la violencia moral y la insolidaridad en medio de un contexto que se nos aparece tan gris como desolado. El propio cineasta ha manifestado que su intención era la de ilustrar el conflicto entre lo instintivo y lo racional, una contradicción tremendamente humana que él ha desplegado en tres capítulos: “Mundo”, “Demonio” y “Carne” —los principales enemigos del alma, según la doctrina católica tradicional—.
La sucesión de miserias humanas, las de unas vidas corrientes y desesperanzadas, trazan una tela de araña formada por relaciones individuales establecidas por el azar sin que el guión obedezca a una lógica naturalista sino más bien a una frialdad desdramatizada que a veces nos hace dudar de estar contemplando a seres humanos de carne y hueso.
Carlos Vermut ha utilizado un minimalismo formal que pretende aunar la sencillez de los signos con la profundidad de los significados y hacer compatibles el realismo de ambientes y decorados con una cierta abstracción en el diseño de personajes y situaciones. El estilo del film podría adscribirse al de un cine “negro” renovado y puesto al día, con la omnipresencia de la perversidad moral. Aunque reconozco que parte de mi insatisfacción puede deberse también al defectuoso sonido de la sala y a la dificultad para entender una buena parte de los diálogos.
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