(4) UN CUENTO FRANCÉS, de Agnès Jaoui.

REALIDAD Y FANTASÍA
Titulada originalmente Au bout du conte —literalmente Al final del cuento—, ésta es la cuarta película que nos llega, tras Para todos los gustos (2000), Como una imagen (2004) y Háblame de la lluvia (2008), de la relevante cineasta francesa Agnès Jaoui; asumiendo funciones de guionista, intérprete y directora; acompañada aquí en el reparto por su marido Jean-Pierre Bacri —también su guionista—, reconocibles en la pantalla por encarnar, respectivamente, a Marianne y a Pierre, la alumna de la auto-escuela y el que la enseña a conducir.
En este film —que algunos consideran tributario del estilo de algunos títulos de Woody Allen, Chabrol, Rohmer y Resnais— la idea medular son los cuentos infantiles —constantes detalles alusivos a narraciones de Perrault, H. Grimm, Andersen, etc.—, que los psicoanalistas consideran mucho menos inocentes de lo que aparentan ser. Con aspecto dramático pero en el fondo dotado de una sutil ironía, Un cuento francés traza un inteligente contraste entre los sueños y la vida real, entre las ilusiones y las frustraciones, entre el ardor amoroso y la rutina cotidiana, abordando el obligado desenlace optimista de las fábulas —“fueron felices y comieron perdices”— con una lúcida mirada cargada de escepticismo que pone en cuestión el peso de las “creencias”, a veces carentes de todo fundamento racional. Véase, por ejemplo, el doble y venturoso final que relaciona —a modo de resumen y colofón— la felicidad y fantasía que emana de la obrita de teatro en el colegio con el romántico beso de la joven pareja de novios.
Dotada de una estupenda y variada música en la banda sonora, la película establece magistralmente una trama de relaciones —familiares, amistosas, afectivas y laborales— entre una decena de personajes muy bien construidos, mostrando sus distintos caracteres y complejidades, componiendo de este modo un riguroso retablo social lleno de matices y de contrastes.
Cine auténticamente moderno que nos enseña, a partir de un guión elaborado con enorme talento, fragmentos de realidad —de ficción, propiamente— con el montaje en paralelo de muchas escenas, con pequeñas metáforas, con variedad de registros expresivos y con un ritmo provisto de gran agilidad.
En mi opinión, un film de primera calidad.
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