(2) MALÉFICA, de Robert Stromberg.

LA VERSIÓN DE LA BRUJA
Enmarcada en la relectura contemporánea de los cuentos infantiles de toda la vida, moda con la que Hollywood —previo paso por taquilla— atrae al público más joven y disimula su sequía creativa, Maléfica actualiza el clásico relato de La Bella Durmiente, nacido de la tradición oral, cuyas versiones más conocidas son las del francés Charles Perrault (1628 – 1703) y más tarde la de los alemanes hermanos Grimm.
Y lo hace compartiendo el entusiasmo por el barniz digital propio de una banal superproducción hollywoodiense, al igual que sus homólogas Caperucita Roja (2011), Blancanieves y la leyenda del cazador (2012), Hansel & Gretel: Cazadores de brujas (2013), Jack el caza gigantes (2013) y la más reciente La bella y la bestia (2014). No obstante, lejos de una simple y rutinaria puesta al día de viejos arquetipos, el debut de Robert Stromberg elabora una profunda reinterpretación de la historia hasta el punto de traicionar su esencia, intercambiando roles tradicionalmente asignado a sus personajes y cambiando el punto de vista de la narración. Aunque tampoco es algo novedoso, pues la compañía Disney, la misma que creó la versión homónima de 1958, inició en Brave (Indomable) (2012) y en Frozen. El reino del hielo (2013) un inaudito giro en los papeles tradicionales de los cuentos de hadas: los príncipes azules no existen o tienen un papel intrascendente.
No es baladí que aquí se cuente la conocida fábula desde el punto de vista de la bruja malvada. No pocos en mi profesión lo consideran un agravio a la fuente original, pero yo observo una saludable intencionalidad desmitificadora acorde con los tiempos actuales, al mismo tiempo que reivindica una necesaria tridimensionalidad a la vilipendiada figura de la antagonista. Esa modificación de la perspectiva, añadido a la imagen real, consigue aportar matices que combaten un desgastado dualismo bueno/malo en el que ya no cree nadie, ni siquiera los niños actuales, menos ingenuos e inocentes que antaño.
Así pues, Maléfica descubre el origen mágico de la villana, un hada protectora del bosque en sus inicios; el suceso maquiavélico que provoca su transformación en malvada, la traición de un ser querido; el acto de vengaza, el hechizo comatoso que sólo puede romperse con un beso de amor, hacia la descendiente del ex; y el proceso de sustitución del odio por el cariño que acaba exonerándole de su culpa, cuyo cúspide es el insólito quiebro asociado al beso redentor.
Eso sí, Maléfica no puede desprenderse de su condición de relato infantil, por lo que se echa de menos una mayor hondura en la construcción de personajes, destacando el ñoño trío de hadas o el repelente príncipe incapaz de despertar a la protagonista de su maldición. Y el final es el típico de cuento: colorín, colorado… este cuento se ha acabado.
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