(1) LA JAULA DORADA, de Ruben Alves.

CRÓNICA EDULCORADA DE LA INMIGRACIÓN
Primer largometraje de Ruben Alves, una producción francesa dedicada a sus padres que recoge muchas de sus vivencias personales y que centra su atención en un matrimonio de veteranos emigrantes portugueses afincado en París en un ejercicio de nostalgia por la patria lusitana y de agradecimiento a la nación gala que causa rubor por su derroche de almíbar.
Su visión de la vida de una portera de finca y de un capataz de la construcción resulta de un idealismo difícil de tragar pues ellos y sus hijos viven la mar de bien, contentos en su “jaula dorada”, apreciados y respetados por todos sus vecinos. Sólo una herencia millonaria les empujará a regresar a su país de origen y serán ahora los franceses los que acudan a visitarle en su mansión de la hermosa región de Oporto.
Cine amable hecho de cara a la taquilla, lleno de trampas de guión y de concesiones a los buenos sentimientos, en la línea de Las chicas de la sexta planta (2010) de Philippe Le Guay, que evita tocar temas engorrosos —los prejuicios de clase, la xenofobia, la forzosa emigración en la larga dictadura de Salazar, la explotación laboral en la Europa de los ricos, etc.— y que constituye una típica comedia de costumbres “a la francesa” con cierta frescura en la narración pero con un final superfeliz que viene a ser como la guinda que corona el pastel.
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