(1) DOS MADRES PERFECTAS, de Anne Fontaine.

LA TORTUOSA SENDA DEL DESEO
Una gran decepción me ha causado esta adaptación fílmica de la novela Las abuelas (2003) de la británica Doris Lessing (Persia, 1919 – Londres, 2013), una escritora galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2001) y con el Nobel de Literatura (2007), entre otros muchos reconocimientos, cuya extensa obra se caracteriza, según los expertos, por su carácter autobiográfico, por sus ideas progresistas y por sus preocupaciones feministas —textos en torno a las mujeres, los conflictos generacionales, el colonialismo racista, los antagonismos socio-políticos, etc.—, aunque los discretos cineastas Anne Fontaine y el guionista Christopher Hampton nunca lograron que me hiciera muchas ilusiones sobre su nueva película.
El tono escandaloso de la trama —que no de sus pudorosas imágenes—, los paradisíacos paisajes costeros australianos, la espléndida madurez física de Robin Wright y de Naomi Watts así como el aspecto fornido y “guaperas” de sus hijos me llevan a sospechar de una operación básicamente comercial que ha simplificado y embellecido la novela original, que confieso no haber leído todavía.
Dos madres perfectas —extraña traducción del original Adore— es, pues, un típico relato pasional, sin la censura argumental que atenazaba los turbios melodramas de los años 60, tan tortuoso como lleno de artificio, que elude el sentido común y el exigible rigor psicológico de los personajes que hubieran podido dar mayor consistencia al film. Creo que se ha pretendido lograr un éxito de taquilla mediante un planteamiento anti-moralizante, provocador —familia, amor, sexo—, sin conseguir convertirlo en un film dotado de la necesaria profundidad.
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