(3) APRENDIZ DE GIGOLÓ, de John Turturro.

SEXO EN NUEVA YORK
Veo cierto paralelismo entre este Aprendiz de gigoló y The front-La tapadera (1976) debido no sólo a la presencia en ambos casos de Woody Allen como intérprete sino también a los rasgos de sus respectivos personajes: en la película de Martin Ritt como agente de guionistas vetados por el maccarthismo y en la ahora estrenada como representante comercial de un gigoló al que cobra un porcentaje de sus ganancias. Además, el director de Manhattan (1979) ha asesorado a John Turturro —Nueva York, 1957, eminente actor de teatro y de cine de origen italiano, de quien hemos podido ver dos de los filmes por él realizados: Mac e Illuminata— en muchas facetas de su nueva obra.
En la historia del cine podemos encontrar abundantes “chicos de compañía”, pero en esta ocasión la singularidad hay que buscarla en un humor repleto de fina ironía y de ternura, siendo los protagonistas dos fracasados: un empleado de floristería y un librero arruinado, así como en el carácter fuertemente satírico del relato, una burla del judaísmo ultra-ortodoxo caracterizado por su intolerancia y sectarismo. John Turturro ha trabajado en títulos de los hermanos Coen, Robert Redford, Francesco Rosi y Spike Lee, entre muchos otros, y ahora ha conseguido la participación en el reparto de destacadas estrellas como Vanessa Paradis, Sharon Stone y Sofía Vergara, seguramente seducidas por el prestigio personal y la calidad de un proyecto como éste, independiente y modesto pero lleno de atractivos.
Aprendiz de gigoló es una comedia típicamente neoyorkina aunque prescinda de las convenciones habituales en torno a la prostitución masculina. En ella no encontramos ni un ápice de moralismo y el personaje encarnado por John Turturro es un competente profesional más por su delicadeza con las mujeres que por su perfección física, soslayando el clásico final feliz al frustrarse su relación afectiva por culpa de las diferencias religiosas y culturales con su pareja. Y el de Woody Allen se nos presenta, por su parte, como un vulgar padre de familia numerosa de carácter multirracial, una alusión festiva, sin duda, a su propia biografía.
Un film divertido e inteligente que defiende sin prejuicios la libre convivencia entre personas y que constituye un canto a la tolerancia amorosa y sexual vivida gozosamente. Y que destaca también por una banda sonora cuajada de estupendas canciones y de cautivadoras piezas de jazz. Recomendable.
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