(2) PENSÉ QUE IBA A HABER FIESTA, de Victoria Galardi.

EL FINAL DE UNA AMISTAD
Esta coproducción hispano-argentina es el tercer largometraje escrito y dirigido por Victoria Galardi, realizadora nacida en la Patagonia andina en 1977, de la que pudimos ver Cerro Bayo (2010) en un pase de TVE. Una vez más en el cine latinoamericano, se trata de un relato minimalista tanto por los limitados medios utilizados en el rodaje como por la austeridad expresiva mostrada en la puesta en escena: gestos y diálogos cotidianos, tiempos muertos, ausencia de choques personales hasta el desenlace, abundantes sugerencias y elipsis, etc.
Nos hallamos ante un film en el que predominan los pequeños detalles en torno a efectos y pulsiones como la amistad, los celos, la inseguridad, el amor y el sexo, recayendo todo el peso narrativo sobre los personajes de Lucía (Valeria Bertuccelli) y Ana (Elena Anaya), la primera una actriz argentina separada que se revela como neurótica y posesiva y la segunda una ex-actriz española afincada en Buenos Aires que goza de la confianza de su amiga y que ocupa en verano su residencia cuando ella se marcha de viaje con su nueva pareja.
La mirada de la directora evidencia una sensibilidad muy femenina, capaz de captar y exteriorizar los más ocultos sentimientos y pulsiones —deseo, temor, culpa— de las protagonistas, dejando a los hombres en un segundo término, como seres algo primarios y de relleno. El contraste entre las apariencias y lo más íntimo es expresado por Victoria Galardi con fría objetividad y con neutralidad valorativa, aunque a los espectadores no muy cinéfilos el film les puede parecer monótono y cansino debido a su ritmo pausado, a la aparente superficialidad de los personajes y a la ausencia de conflictos dramáticos, en la mayor parte de su metraje, susceptibles de atrapar el interés del público.
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