(3) NYMPHOMANIAC vol.1, de Lars von Trier.

MÁS ALLÁ DE LA VIRTUD Y DEL PECADO
De la nueva y polémica película del danés Lars von Trier se han exhibido hasta ahora sólo cinco de los ocho capítulos que la completan y aún así han sido abreviados con permiso expreso de su autor. ¿Por problemas de duración excesiva o por su temática particularmente incómoda? Más adelante, en unas cuantas semanas, podremos ver el resto en una segunda entrega.
Nymphomaniac vol.1 narra en primera persona, desde su nacimiento hasta los 50 años, los episodios más significativos de la intensa vida sexual de Joe, una mujer que es encontrada en un callejón, maltratada, por el maduro Seligman. Las íntimas confesiones de Joe en casa de su bienhechor constituyen, por tanto, el eje narrativo del film y en eso se identifica plenamente con el estilo de las típicas novelas pornográficas, que relatan las experiencias personales de sus protagonistas en una minuciosa y explícita reseña de las más diversas prácticas amatorias, todas ellas expuestas al margen del “buen gusto” y de la moral establecida.
Una vez más, al enfrentarnos al género pornográfico, debemos dilucidar dos cuestiones básicas: 1) la dudosa verosimilitud psicológica de los personajes y de sus acciones, porque normalmente la lógica de lo real suele subordinarse por entero a la fantasía, dirigida en este caso por completo a la excitación erótica y al placer del lector/espectador. Y 2) la dimensión afectiva de las relaciones personales suele quedar totalmente subordinada o anulada por la mecánica fisiológica de los más variados actos venéreos.
Pero el singular e inclasificable Lars von Trier es un cineasta cuyas películas suscitan en el espectador o bien un gran entusiasmo o un radical rechazo, sin medias tintas. Y aquí ha intentado realizar algo tan paradójico como es un “porno de autor”, con planos e imágenes fuera de la ortodoxia narrativa, con las habituales escenas de sexo duro, con sutiles detalles de humor, con situaciones provocadoras, con frías reflexiones filosóficas en la línea del perverso Marqués de Sade, con delirios agónicos propios de Edgar Allan Poe, con un ménage à trois identificado con la sublime polifonía musical de J. S. Bach, con gráficos conceptuales que nos remiten a los recursos distanciadores de J. L. Godard, etc.
Lars von Trier nos plantea una pregunta clave: ¿la pornografía es una simple cuestión de genitales y de uso exclusivamente placentero o su carácter “sucio” o “pecaminoso” -según la terminología de mentes estrechas- puede ennoblecerse o desnaturalizarse dibujándola con trazos intelectuales y con referencias artísticas?
El final del capítulo 5 parece llevarnos hacia conclusiones morales mucho más tolerables: la rutinaria y patológica relación sexual se enriquece y magnifica cuando hay un amor compartido por la pareja. Joe, hasta entonces, ha seducido y usado a los hombres con calculada estrategia de contacto que no la implicaba sentimentalmente. Su conducta “inmoral”, utilizando el léxico de cierto sector social, era por falta de una auténtica pasión, por su mera voluntad de transgredir las normas establecidas. Para ello lo que llamamos amor se reduce a una mezcla de deseo y celos.
Por otra parte, la mayoría de los psiquiatras y sexólogos niegan la existencia de mujeres ninfómanas ya que ese supuesto “furor uterino” no es sino un mito, una construcción masculina destinada a culpabilizar su deseo y su conducta sexual liberada de ancestrales yugos machistas. Un ejemplo de todo ello, y del talento del cineasta, es el capítulo 3, en donde ha señora H. visita con sus hijos a su marido cuando éste se encuentra con Joe, subrayando en tono de farsa todos los tópicos manejados en torno al matrimonio, la prole, la infidelidad, el frenesí, los celos, la familia, la economía doméstica, etc.
En Nymphomaniac vol.1 han intervenido Charlotte Gainsbourg -la hija del célebre Serge Gainsbourg y Jane Birkin-, Shia LaBeouf, Christian Slater, Uma Thurman como intérpretes más conocidos.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.