(1) MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES, de Joss Whedon.

¡POBRE SHAKESPEARE!
De la obra teatral Mucho ruido y pocas nueces de William Shakespeare, una comedia de enredos amorosos con algunos elementos dramáticos, recuerdo la imaginativa y aplicada versión que Kenneth Branagh hizo en 1993 con un extraordinario grupo de intérpretes. La nueva del estadounidense Joss Whedon, realizador de Serenity (2005) y Los Vengadores (2012) no puede calificarse sino como un extravagante ocurrencia que obedece sin duda a su voluntad de demostrar su condición de autor cinematográfico asumiendo también las labores de guionista, productor, montador y músico.
Rodada en Los Ángeles, en la propia casa del director, en 12 días y con un reparto formado por actores amigos, esta película es un producto barato que se exhibe en blanco y negro aunque fue rodada en color, que ha sido eliminado. Las adaptaciones de los clásicos con anacronismos son una práctica frecuente e incluso puede ser interesante si el resultado tiene coherencia, pero en esta ocasión el texto original viene acompañado por una ambientación de hoy con trajes y corbatas, teléfono móvil, coches, pistolas, etc. y con poemas cantados como si los valores, leyes, relaciones y palabras de Shakespeare no pertenecieran a otra época muy distinta a la actual.
Película pretenciosa y aburrida que me causa no poca desazón tras comprobar que ha sido exhibida en varios festivales y que ha despertado el entusiasmo de no pocos colegas de profesión.
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