(3) LA MIRADA DEL AMOR, de Arie Posin.

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
La primera película que nos llega del director canadiense Arie Posin remite inmediatamente al cinéfilo al melodrama de Douglas Sirk, aunque la modernidad del primero haya sido sustituido la elaborada estilización romántica del maestro de los años 50 por una mayor síntesis narrativa. Del cineasta alemán afincado en Estados Unidos no sólo procede el tono y el estilo de varias escenas, sino el mismo diseño de los personajes: Annette Bening y Ed Harris no serían otra cosa que los alter ego de Jane Wyman y de Rock Hudson.
¿Y qué decir del referente argumental? Nikki es una mujer que encuentra cinco años después de enviudar a otro hombre llamado Tom, un profesor de Arte y pintor abandonado por su pareja aunque educado y sensible, del que se enamora, pero su nueva relación es perturbada por el recuerdo obsesivo de su marido fallecido, por la prevención de su hija y por los celos del vecino.
Ambientado en Los Ángeles, el film se beneficia de unos actores excelentes encarnando a los protagonistas, de la fluidez en la expresión de los sentimientos y de la pericia narrativa del realizador, que cuenta la historia sin retenciones de ritmo ni excesos sensibleros. Como los mejores melodramas de los cineastas más cultos y liberales, La mirada del amor huye de los tópicos y centra su atención en el renacimiento afectivo de personas de cierta edad, luchando contra los prejuicios y defendiendo su derecho a la felicidad, aprovechando la nueva oportunidad de rehacer sus vidas con total libertad y sinceridad. Por eso se ve con agrado.
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