(1) UNA CUESTIÓN DE TIEMPO, de Richard Curtis.

LA VIDA EN ROSA
Richard Curtis es un veterano guionista británico de TV y de cine que alcanzó prestigio internacional con las taquilleras Cuatro bodas y un funeral (1994), Notting Hill (1999) o la saga protagonizada por Bridget Jones, saltando a la realización con Love actually (2003) y Radio encubierta (2009). Pero pese a su consolidado oficio y a la presencia de buenos actores, su nueva película es una típica comedia juvenil en la que el calificativo de “romántica” se inclina por sus peores acepciones: edulcorada y demasiado convencional.
Dominado por los buenos sentimientos, Una cuestión de tiempo muestra al protagonista, un inexperto abogado de 21 años, en busca de futuro profesional y sentimental, lo que logra gracias a un don especial heredado que le permite retroceder en el tiempo para enmendar los errores cometidos, especialmente en el terreno amoroso. No se trata, sin embargo, de un relato de ciencia-ficción sino de un film repleto de lugares comunes, de un homenaje a la institución familiar, al matrimonio y a los hijos que desprende un tufillo excesivamente previsible y conservador, pese a algún momento dramático, seguramente para garantizar sus resultados en la taquilla.
Una cuestión de tiempo es, pues, una discreta y amable comedia que aborda la evolución desde la juventud a la madurez y la búsqueda de la felicidad en la vida cotidiana, en este caso con la ventaja de poder aprovechar las segundas oportunidades. Y poco más.
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