(1) JOBS, de Joshua Michael Stern.

EL GENIO DE LA INFORMÁTICA
Este discreto relato biográfico de Steve Jobs (1955-2011) no deja de tener el tono de loa y homenaje habitual en el género (biopic), en este caso reconstruyendo parte de la vida de un emprendedor que, de la nada, triunfó en el campo de la electrónica, creándose una de las mayores fortunas del mundo. Para los que todavía no lo saben, el protagonista de Jobs fue el creador de Apple Computer, la archiconocida empresa multinacional estadounidense que diseña y produce equipos electrónicos y software, de entre los que destacan los ordenadores Macintosh, el iPod, el iPhone y el iPad. Su gesta, la razón de su éxito profesional, fue poner a disposición de los ciudadanos corrientes pequeños ordenadores con grandes prestaciones, sustituyendo a la costosa y voluminosa tecnología que sólo estaba al alcance de la Administración, inventando múltiples sistemas y aplicaciones para videojuegos, servicios audiovisuales, etc.
Correctamente realizada, la película asume el carácter apologético de un discurso que ya estaba presente en Edison, el hombre (1940), pese a la voluntad de J. M. Stern —director de la discreta El último voto (2008)— de mostrar las luces y las sombras del protagonista, con una azarosa vida privada, un egocentrismo autoritario y cierta inestabilidad emocional aunque terminando el film felizmente al resaltar su condición de genio dotado de inteligencia, valor, conocimientos técnicos, pasión por el trabajo, constancia y una asunción del riesgo que le llevaron a las más altas cimas de la creatividad y de la riqueza. Es decir, el modélico triunfador del sistema capitalista y del mercado competitivo. En definitiva, la perfecta encarnación del llamado “sueño americano”.
Cierto es que se movía en Silicon Valley (California) como pez en el agua y que por primera vez cuidaba no sólo la funcionalidad de los aparatos sino también su diseño, su belleza exterior. Se le retrata aquí como a un ser iluminado y visionario en medio de las vulgares exigencias cotidianas de empresarios e industriales, viéndose a su pesar implicado en las luchas entre tecnología y finanzas, entre calidad del producto y marketing, entre talleres de investigación y consejos de administración. Una batalla entre tiburones.
Jobs es, pues, una demasiado previsible crónica de los vaivenes de sus años más activos: sus modestos inicios, sus proyectos y ambiciones, su fracaso comercial, su entrada en Pixar, su regreso a Apple y su triunfo universal.
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