(0) CAZADORES DE SOMBRAS: CIUDAD DE HUESO, de Harald Zwart.

ADOLESCENCIA SOBRENATURAL
Apenas hemos podido borrar de nuestras retinas a la apática y ñoña Bella flagelándose por el soso vampiro Edward y ya tenemos, como quien no quiere la cosa, la saga literaria adolescente sucesora de Crepúsculo. Para ello repite, cual molde prefabricado, la misma fórmula cinematográfica que, adaptando éxitos editoriales dirigidos al público adolescente, combina rudimentariamente un romance jamás consumado, una dosis de acción resuelta con torpeza y una fantasía light carente de originalidad.
Grosso modo, Cazadores de sombras: Ciudad de Hueso narra las aventuras de una joven neoyorkina que un día, mira tú por dónde, descubre su naturaleza mística –mitad humana, mitad ángel– y se enamora de un chico de aspecto gótico y siniestro perteneciente a un misterioso clan milenario de guerreros de lo sobrenatural, que la adiestrará en el oficio de matar demonios. Primera versión fílmica de la franquicia The Mortal Instruments, “Cazadores de Sombras” en lengua hispana, de la escritora estadounidense Cassandra Clare, el film bebe de la versión más aséptica y manida del terror clásico –brujas, licántropos, vampiros, demonios, etc.– para configurar un confuso, ridículo y folletinesco melodrama familiar con madres desaparecidas, paternidades ocultas, identidades secretas, amores inconfesables y sentimientos contradictorios.
Cazadores de sombras: Ciudad de Hueso apesta a oportunismo comercial, no pudiendo evadir su condición de burda imitación inspirada en la saga de Stephenie Meyer. Nuevamente se peca de simplismo argumental disfrazado de hipertrofia digital, sin destacar en ningún momento las interpretaciones de unos jóvenes actores de perfecto semblante pero discreto talento. Por su parte, el realizador noruego Harald Zwart apenas logra encauzar la narración de manera atrayente, resolviendo las escenas de manera rutinaria y previsible. Olvidable.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.