(1) LOBEZNO INMORTAL, de James Mangold.

EL CANADIENSE ERRANTE
La sana y fructífera rivalidad entre las editoriales Marvel y DC en el ámbito cinematográfico está generando en la industria de Hollywood una cantidad considerable de films que adaptan conocidos personajes del cómic USA, consolidando un género específico cuyo fundamento es el importante desarrollo del tratamiento digital de la imagen y del sonido, alcanzando cotas de espectacularidad insospechados hasta hace escasos años en historias basadas en la existencia de seres dotados de increíbles poderes.
Tras el esperado regreso de Superman a la gran pantalla, ahora le toca el turno a Lobezno, un superhéroe mutante de Marvel Comics, histórico miembro de los X-Men y afiliado actualmente a Los Nuevos Vengadores, creado por Len Wein, Herb Trimpe y John Romita Sr. en 1975, cuya primera aparición se produjo en el nº 1 del Giant-Size X-Men. Sin embargo, el personaje evolucionó con mayor profundidad a manos del escritor Chris Claremont y del artista John Byrne en las páginas de The Uncanny X-Men.
Lobezno inmortal no pretende marcar un antes y un después en el citado género superheroico, pues no alcanza ni de lejos la trascendencia de otros insignes títulos como Watchmen (2009) o Los Vengadores (2012), pero si proporciona, al igual que su predecesora X-Men Orígenes: Lobezno (2009), un entorno estable y verosímil al personaje, siguiendo con bastante fidelidad las líneas maestras del personaje en su medio impreso original. En concreto, el film desarrolla una historia ideada por Frank Miller y Chris Claremont en la que Logan busca respuestas sobre su pasado en el mundo del crimen organizado de Japón, lugar que desde tiempos inmemoriales guarda una estrecha relación con nuestro protagonista.
Lobezno inmortal destaca en lo suyo, que es el simple entretenimiento, compartiendo las características inherentes a este tipo de producciones: una historia más o menos compleja –si se me permite la expresión– resumida en el clásico duelo entre héroes y villanos, una sucesión incansable de escenas de acción atiborradas de efectos especiales y constantes guiños a los seguidores y amantes del personaje en concreto y del cómic en general. A ello se le añaden actores y actrices de buen ver y una estructura serial que promete una próxima entrega. Ya es tradición, de hecho, que en las películas de Marvel haya un epílogo tras los títulos de crédito finales en el que se adelantan escenas o se sugieren nuevas aventuras del personaje protagonista.
El actor Hugh Jackman se afianza, una vez más, como el intérprete ideal de Lobezno, a pesar de que su altura no coincida con el mostrado en los cómics o de que su sentido del humor sea más agudo en la gran pantalla que en formato papel. Pero el cine es una cosa y el cómic otra, ¿verdad?
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