(1) GRU, MI VILLANO FAVORITO 2, de Pierre Coffin y Chris Renaud.

EL VILLANO REDIMIDO
La entrada de Universal Studios en el apetitoso mercado de la animación digital estadounidense con la entretenida Gru, mi villano favorito (2010) se saldó con un éxito incuestionable, recaudando en taquilla ocho veces más de lo que había costado. A pesar de sus evidentes limitaciones artísticas, supuso una auténtica conmoción en el ámbito empresarial porque, en definitiva, rompía el duopolio formado por Pixar/Disney y DreamWorks, alzándose como un nuevo competidor casi en igualdad de condiciones. Fiel al axioma que sostiene que cualquier película que alcanza la gloria acaba teniendo una secuela, era previsible la llegada de esta continuación de las andanzas del villano reconvertido en padre de familia Gru, esta vez formando parte de una organización ultrasecreta que persigue a criminales con aspiraciones de dominar el mundo.
Si la entrega original aportaba elementos novedosos al típico relato infantil, o al menos modernizaba alguno de sus aspectos más significativos como la desmitificación del clásico antagonista, en Gru, mi villano favorito 2 presenciamos una simple repetición de fórmula, completada la transformación del protagonista en un borde pero simpático defensor de la ley redimido gracias al amor paterno-filial. Así, el que fuera nuestro villano favorito se ha pasado al bando de los buenos para detener a un misterioso malvado, responsable de un insólito robo, que amenaza con construir un temible ejército de monstruos.
La principal pega de este largometraje animado configurado como una excéntrica comedia romántica de espías es que, al igual que en su predecesor, el nivel de lectura es el propio del público infantil al que va dirigido, lejos de la complejidad argumental y la acidez de otras producciones que también cuidan al espectador adulto con un humor más elaborado, tramas más profundas y conceptos más elevados. Gru, mi villano favorito 2 posee, no obstante, acertados gags que amenizan la narración, pero nuevamente los buenos sentimientos endulzan y simplifican un relato que maniquea la realidad y la reduce a una cuestión de buenos y malos sin matices ni claroscuros.
Muy desaprovechados están los personajes secundarios, especialmente la compañera de trabajo Lucy Wilde, cuyo romance está metido con calzador y resulta poco creíble; o las niñas de Gru, quienes pierden presencia e importancia en esta secuela. Pero sin duda son los minions, esos adorables enanitos amarillos al servicio de Gru, quienes adquieren un papel mucho mayor tanto en la trama principal como en el número de escenas de transición en los que se despliega su indiscutible vis cómica. De hecho, el spin-off protagonizado en exclusiva por estos personajes está ya fechado para finales del próximo año.<
En definitiva, Gru, mi villano favorito 2 es la prolongación de una franquicia que se me antoja agotada por la falta de ideas y la mera reproducción de personajes, lugares y situaciones. Distrae, que ya es algo.
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