(1) R3SACÓN, de Todd Phillips.

ABSTEMIOS RESACOSOS
Recurriendo a una clara jugarreta comercial, alargando artificiosamente la vida a una saga moribunda por culpa de una pésima secuela, Todd Phillips concluye una fingida trilogía de la peor manera posible: renunciando a la esencia del título fundacional para configurar un batiburrillo conceptual del que apenas se vislumbran las virtudes que lo auparon como referente de la comedia actual, especialmente el gusto por las estructuras narrativas quebradas y el interés por la inmadurez en estado crepuscular.
Antaño renovador del modelo de farsa estudiantil instaurado en los años ochenta, Todd Phillips alcanzó el éxtasis con una insólita y disparatada Resacón en Las Vegas (2009), narrando el viaje alocado de un grupo de amigos que desemboca en una noche mítica de sexo, drogas y rock&roll, de la que sus implicados no recuerdan nada cuando se despiertan a la mañana siguiente, teniendo que indagar para descubrir el alcance de sus desmadres.
A la decepcionante Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia! (2011) se le reprochó su condición de simple copia con cambio de escenario geográfico, pero enfatizando su faceta bufa en ausencia del mínimo atisbo de originalidad. Convertida la franquicia en una sombra de lo que fue en sus inicios, R3sacón es la conclusión forzada de una monumental juerga que, a falta de alcohol y resaca correspondiente, se echa mano de acontecimientos sucedidos anteriormente para crear una historia ajena al cachondeo lúdico de la primera entrega para entrar en el terreno del thiller chusco condimentado con el humor histrónico y desmedido de dos personajes convertidos en payasos de la función mientras el resto asume el papel de mera comparsa.
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