(2) TIERRA PROMETIDA, de Gus Van Sant.

ENDEBLE RELATO ECOLÓGICO
El guión de Matt Damon y de John Krasinski, también actores en el film, se inspira en un texto de Dave Eggers y el flojo resultado final tiene el aspecto de ser un encargo ofrecido a su amigo Gus Van Sant para que se responsabilizara de la realización. Tierra prometida es una obra llena de buenas intenciones “progresistas”: la resistencia del pueblo llano contra las acometidas de las compañías multinacionales con sus agresivas tecnologías y sucias maniobras. El desarrollo del tema resulta demasiado elemental, simple y tramposo, constituyendo un ingenuo alegato ecologista en el que una malvada empresa dedicada a localizar y explotar el gas natural pretende perforar pozos en las verdes praderas dedicadas a la cría de ganado ocultando el riesgo de contaminación de aguas y tierras, provocando la ruina de las explotaciones agrícolas y ganaderas.
Situada la narración en estos tiempos de crisis económica —algunos han creído ver aquí una metáfora de la actual coyuntura estadounidense—, la excesiva elementalidad de sus planteamientos sortea la complejidad y las contradicciones de los elementos puestos en juego: negocio frente a medio ambiente, agresivo capitalismo depredador y especulativo frente a empobrecimiento de los campesinos, modernos avances tecnológicos frente a viejas tradiciones rurales, rápido enriquecimiento frente a conciencia social, etc.
Hay un desenlace sorpresa cuya truculencia, con el triunfo de los buenos sentimientos y de la honradez, nos remite a lo peor del cine de Frank Capra, con la victoria del amor y de los valores medioambientales contra todas las seducciones del dinero y el confort. Moraleja: la felicidad es posible al margen de toda ambición materialista.
Bien está que se rechace la prospección del gas natural mediante la fractura hidráulica del terreno, un sistema peligroso cuyas emanaciones suelen contaminar las vetas acuíferas y los campos colindantes. Otra cosa menos plausible es que la película acabe siendo o pareciendo una apología de los valores rurales tradicionales —fuertemente conservadores— de la América profunda.
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