(3) UN ASUNTO REAL, de Nikolaj Arcel.

LUCES Y SOMBRAS EN DINAMARCA
Este drama histórico danés con ribetes románticos obtuvo dos Osos de Plata, Mejor Actor y Mejor Guión, en el Festival de Berlín 2012; en su producción ha intervenido Lars von Trier y parte de su música está compuesta por Gabriel Yared. Son datos suficientes para despertar nuestro interés, que no se ve defraudado por este film que narra el enfrentamiento, en la segunda mitad del siglo XVIII, entre un gobierno del Antiguo Régimen, una nobleza y un clero protestante ultra-conservadores en la defensa de sus privilegios, y un grupo de ilustrados, lectores de Voltaire, Rousseau, etc., que les reemplazan con la idea de emprender una serie de reformas populares y que, tras un golpe militar de signo aristocrático, acaban siendo destituidos y ejecutados. La Revolución Francesa triunfaría poco más tarde (1789) pero en Dinamarca siguió reinando la monarquía absolutista encarnada por Cristian VII (1766-1808), un enfermo mental fácilmente manipulable que no quiso o no pudo modernizar el país, tarea que no alcanzó el éxito hasta 50 años más tarde cuando su nieto Cristian VIII empezó a configurar una monarquía de signo parlamentario y constitucional.
Gracias al descubrimiento de cartas y diarios inéditos hasta hace unas décadas, la verdadera historia de Cristian VII y de la reina Carolina Matilde, una joven británica de ideas liberales y forzada al exilio, se enseña en las escuelas danesas y ha dado lugar a multitud de libros, una ópera, un ballet, destacando especialmente la desafortunada relación amorosa entre la monarca y el médico alemán de la Corte J. F. Struensee, que llegó a ser Primer Ministro y padre de una hija adulterina. El puritanismo y la xenofobia, además de la escandalosa infidelidad, acabaron con este temprano intento de revolución incruenta, como cuenta la propia reina destronada en lo que constituye un flash-back total a partir de la primera escena de la película.
El relato no nos ahorra la visión de un pueblo sojuzgado, lleno de miseria y de sufrimiento, necesitado de mejoras en sanidad, enseñanza, asistencia social, libertades, etc. pero frustrado en sus aspiraciones porque la financiación del Estado debería haberse realizado con los impuestos pagados por la clase alta, que se opuso al cambio con todas sus fuerzas y resultó vencedora. Dinamarca se nos presenta actualmente como un ejemplo de progreso y de justicia social pero no fue así hasta mediados del siglo XIX y posiblemente la huella de su ominoso pasado no haya desaparecido del todo. ¿Será por eso que la obra fílmica del maestro C. T. Dreyer, nacido en 1889, gira en torno al tema de la culpa, la redención y el perdón teniendo en cuenta que el cineasta danés vivió siempre atormentado por su filiación ilegítima y por considerarse un “hijo del pecado”?
Un asunto real puede verse y escucharse en danés con subtítulos en castellano, aunque esta lengua sólo era utilizada entonces por el pueblo llano ya que en la Corte se hablaba únicamente el francés y el alemán. La película está dominada por una estética de signo realista aunque su carácter “de época” ha obligado a realizar una estilizada recreación historicista de decorados, paisajes, vestuario y pelucas, recurriendo en todo lo posible a la iluminación natural de los planos, lo que nos hace recordar en ocasiones el Barry Lyndon (1975) de Stanley Kubrick.
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