(2) LAS FLORES DE LA GUERRA, de Zhang Yimou.

HEROÍSMO BAJO LAS BOMBAS
El cineasta chino Zhang Yimou nos sorprendió gratamente en sus primeras películas, realizadas con gran sensibilidad y aliento poético. En su última etapa, sin embargo, la decepción ha ido predominando cuando hicieron su aparición los tópicos y los finales felices en filmes que, no obstante, lograron convertirse en éxitos de taquilla. Quizá la influencia de la gran industria del cine, la dirección de costosas óperas y la coordinación de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín entre otros trabajos le transformaron en un artista polifacético, rico y mundialmente famoso que no sentía ya las inquietudes y las rigurosas exigencias de antaño.
Así, Las flores de la guerra me ha parecido un discreto film que me hace recordar algunas vulgares producciones estadounidenses de los años 50 en las que curas y monjas se convertían en héroes modélicos para salvar a la población civil de las masacres de la guerra o de los destrozos de los cataclismos naturales: La mano izquierda de Dios (1955), El albergue de la sexta felicidad (1958), El diablo a las cuatro (1961), etc.
Como sucedía en la reciente Ciudad de vida y muerte (2009) de Lu Chuan, pero sin llegar a su nivel de calidad, Las flores de la guerra transcurre durante la invasión de China por el expansionista ejército japonés en lo que se ha denominado Segunda Guerra Chino-japonesa (1937-1945). Aquí las situaciones convencionales y los buenos sentimientos se suceden al tomar prestado lo peor del melodrama: la dualidad esquemática del bien y el mal, pese a algún tímido intento de hacer más complejos a algunos personajes: el falso cura católico erigido en salvador, las inocentes alumnas de la iglesia-escuela, las prostitutas egoístas y luego moralmente redimidas, el huérfano que se inmola, el culto oficial japonés que no aprueba las matanzas y violaciones de las tropas niponas, el chino colaboracionista que acaba siendo ejecutado, etc.
Pese a tratarse de una producción china cara e industrialmente importante, el film recurre con frecuencia a los planos rodados a mano y el color de la cinta se va transformando en una gama de grises que expresan los terribles sufrimientos humanos en plena confrontación bélica. Una película que he visto sin mucho entusiasmo.
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