(2) BLUE VALENTINE, de Derek Cianfrance.

PEQUEÑOS INFIERNOS COTIDIANOS
La primera película de Derek Cianfrance que llega a nuestras pantallas es una producción independiente, opuesta a los esquemas comerciales y a los finales felices típicos de Hollywood, que narra el proceso de flechazo, pasión, embarazo, boda, desamor y el probable divorcio de la pareja formada por Cindy y Dean, encarnados con solvencia por Michelle Williams y Ryan Gosling. El film cuenta con la particularidad de alterar la habitual linealidad del relato clásico mediante multitud de fragmentos temporales —sucesivos flashbacks unidos mediante un laborioso montaje— que rompen la continuidad cronológica y subrayan el contraste entre los momentos felices y las escenas de violencia en una relación que se degrada progresivamente y que abarca el período de unos seis años.
Blue Valentine, con sus tipos ordinarios, ambientes vulgares y crudeza de sentimientos, es heredera del naturalismo instaurado por el cine underground USA de los años 60 y de las innovaciones narrativas aportadas y codificadas por la Nueva Ola francesa por aquel entonces. Un referente argumental idéntico en estructura fílmica similar habían sido ya empleados por Stanley Donen en la magistral Dos en la carretera (1967), una equilibrada combinación de comedia y drama en donde las relaciones amorosas entre Audrey Hepburn y Albert Finney lograban provocar una honda emoción en el espectador.
El film de Derek Cianfrance no se propone analizar las causas del fracaso matrimonial pero su carácter de modelo universal es palpable tanto por su mirada neutra sobre la cotidianeidad existencial como por su profunda melancolía y desolación. Lo que en el relato de Donen, cuyos rasgos autobiográficos le conferían una gran verdad, era la deconstrucción de un romanticismo transformado en infelicidad, aunque siempre con un aspecto luminoso, en Blue Valentine se convierte en la dolorosa constatación de la caducidad de los sentimientos amorosos, aunque mostrada de forma tan amarga como reiterativa, por lo que la obra hubiera ganado sin duda con un metraje más reducido. La visión realista del sexo, los ambientes claustrofóbicos, los tiempos muertos, el libre uso del tiempo fílmico, etc. proporcionan a esta historia de ilusiones fallidas, trabajos precarios y rutina convivencia una dimensión testimonial expresada mediante el estilo de un moderno “cine de autor” aplicable a amplios sectores de la sociedad actual.
Fruto de su proceso de preparación y tras superar abundantes dificultades financieras, Blue Valentine ha figurado en listas de premios y festivales, especialmente el de Sundance, que ha destacado la labor interpretativa de sus protagonistas, aunque el film presenta también una textura visual muy singular con sus encuadres aparentemente descuidados, sus planos expresamente desenfocados y sus colores sucios que no sólo describen un mundo exterior carente de atractivo sino, sobre todo, el universo interior de personajes que se van desmoronando.
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