ANTONIO SUCH: “IR AL CINE SE HA CONVERTIDO EN UN LUJO”

Los que conocen a Antonio Such destacan su gran inquietud vital. Las ideas le salen por las orejas y se desvive por cada proyecto al que se suma. Arquitecto de formación académica y máster en Gestión de Empresas, pronto recibió la llamada del séptimo arte de la mano de los célebres Albatros –extinto– y Babel de Valencia y de la productora Cine Gestión S.L, de los cuales es gerente desde hace años. Ha producido, escrito y dirigido el cortometraje Esa noche –seleccionado en los Premios Tirant y en la Mostra de Valencia– y Un cuento sobre la soledad, premiado en numerosos festivales. En la actualidad está preparando el rodaje de la miniserie Histories de Bar comprada por Canal 9 y tiene pensado ya un tercer cortometraje.
¿Cómo te embarcaste en el mundo del cine?
Desde siempre me ha interesado el cine, pero profesionalmente me introduje de forma casual y progresiva. Hace más años de los que quisiera reconocer fui socio de un pub con música en directo en la playa de la Malvarrosa que se llamaba Tabarca. En él empezamos a organizar diversos actos culturales, entre otros proyectábamos películas en la terraza. Como nos gustaba más el cine que la hostelería vendimos el negocio y montamos los cines Albatros, donde tuve mis primeros contactos serios con la industria. En 1996 nacieron los cines Babel, donde acabé asumiendo el cargo de gerente. Y aquí estoy.
Y de ahí a la realización, ¿sólo hay un pequeño paso?
Como aficionado a escribir, tenía algunas historias cortas en mi mente. Aprovechando mi experiencia en nuestra pequeña productora, Cine Gestión S.L., con la que habíamos producido el largometraje Après le trou de Antonio Llorens y el cortometraje El Balancín de Iván de Darío Stegmayer, aprendí mucho sobre la preparación, el rodaje y la postproducción cinematográfica. También realicé cursos especializados como el de escritura de guión o el de rodaje para asentar mi formación. En un momento dado salieron unas ayudas públicas y presenté un proyecto, Esa noche, que resultó merecedor de ellas.
Una profesora de la Universidad nos preguntó a los que aspirábamos a dedicarnos al cine cuál era nuestro “dogma”, nuestra visión, nuestras preferencias cinéfilas. ¿Cuál es tu “dogma”?
Estéticamente carezco de un código autoimpuesto a la hora de dar forma a mis proyectos fílmicos. Pero sí es cierto que veo ciertas pautas que se repiten en cada cortometraje. Mi patrón como director es una temática similar, un tema que se repite involuntariamente: la comunicación entre la gente. Tanto Esa noche como Un cuento sobre la soledad abordan las dificultades a la hora de entablar una relación dialéctica entre los protagonistas. Se trata de personajes de diferentes procedencias, edades, culturas, etc. pero todos tienen en común que se enfrentan a una situación de falta de contacto humano o un problema de hacerse entender o comunicar algo.
Por un lado, Esa noche retrata a una joven pareja que apenas habla pero por un motivo que se descubre al final.
Quería mostrar una historia protagonizada por dos jóvenes que salen de marcha y se conocen. Pero uno de ellos tiene una discapacidad que impide una comunicación directa. La forma que tienen de superar ese problema es utilizando la tecnología.
Por otro lado, Un cuento sobre la soledad muestra el día a día de un grupo de ancianos que viven en un pueblo despoblado. ¿Querías reflejar la terrible realidad del despoblamiento rural y el envejecimiento de sus escasos habitantes?
Sí, se me ocurrió mientras volvía a Valencia de un pueblo del interior de la provincia donde tenía un trabajo como arquitecto. Al volver, de noche, por esas carreteras secundarias, atravesé un poblado diminuto con pocas casas y apenas ventanas iluminadas. Me pregunté ¿quién vive aquí y cómo será su vida cotidiana? ¿Qué tipo de relación tienen los vecinos? A partir de ahí elaboré una metáfora que nos habla de cómo con nuestra actitud podemos alejarnos o acercarnos a los demás.
Ambos cortometrajes han participado en numerosos certámenes y han sido reconocidos con diversos premios y distinciones. ¿Cuál es, según tu opinión, el secreto de su éxito?
Creo que, sinceramente, su veracidad. Destilan verdad. La gente se siente identificada o reconoce la realidad en la pantalla.
Volviendo al tema de la exhibición… ¿cómo anda el negocio?
A todo el mundo le afecta la crisis económica. Pero en este negocio, la gravedad es mucho mayor porque ya veníamos sufriendo dificultades antes de la llegada de esta recesión. Además hay que añadir una política cultural muy perniciosa. ¡La subida del IVA ha sido de 13 puntos! Pasar del 8% al 21% de golpe supone un hachazo financiero a cualquier empresa. El ocio se ha convertido en un lujo casi inalcanzable, y es lo primero que la gente se recorta. Las perspectivas no son nada halagüeñas.
A esto se le añade la necesidad de modernizarse y adaptarse a los nuevos formatos digitales…
Exactamente, en este contexto adverso hemos de enfrentarnos también al reto de adaptarnos a los nuevos tiempos porque ya nos llegan películas sólo en formato digital. El esfuerzo de los cines Babel por no perder el tren del progreso es enorme, y llueve sobre mojado.
¿El contar con un público fiel y apostar por un cine de autor no os garantiza una porción del mercado? Dicen que la especialización es la solución de la crisis…
Sí, pero incluso a ese público le afecta la crisis y se nota que viene con menos frecuencia. Y el cine de autor no se ha caracterizado por ser muy taquillero, salvo pocas excepciones. Pero nuestra apuesta por un tipo de cine específico es irrenunciable. Es nuestra esencia, y la gente lo sabe.
Pau Vanaclocha
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