(1) EL ATLAS DE LAS NUBES, de Lana y Andy Wachowski y Tom Tykwer.

EXTENUANTE EPOPEYA HUMANA
Ya conocíamos la esencia desmesurada y recargada del cine de los hermanos Wachowski, por lo que el estreno de El atlas de las nubes no nos pilla desprevenidos. Si bien no puede negarse su condición de pioneros del más difícil todavía, con sus portentosas revoluciones visuales y sus paranoicas teorías sobre el universo y el papel de la humanidad en el complejo engranaje de la existencia misma, ya no pueden ocultar la superficialidad de sus rebuscados discursos metafísicos y la artificiosidad de sus aparatosas escenografías, tan pretenciosas como huecas conceptualmente.
Así, nos encontramos ante una ambiciosa superproducción que adapta un clásico moderno de la literatura fantástica, la prestigiosa novela homónima de David Mitchell, un compendio de seis relatos que ambientados en distintas épocas y diferentes lugares se van entrelazando y avanzando en paralelo. El objetivo de este proyecto colosal es articular una magna epopeya que retrata la cara más perversa del progreso humano, en un claroscuro boceto de la naturaleza humana, capaz de los gestos más bondadosos y altruistas pero también de los actos más malvados y egoístas.
Un batiburrillo de creencias sobre la reencarnación, el sentido de la vida, la trascendencia del alma, los juicios ultraterrenales y las casualidades místicas fecundan una falsa espiritualidad con rasgos new age que postula el viaje de las almas por la corriente espacio-temporal como las nubes por el cielo, reproduciéndose los mismos actos y sentimientos, positivos y negativos, a lo largo de 5 siglos de Historia. El desarrollo científico y técnico no implica, viene a decir, un avance en la ética humana. Una interesante reflexión envuelta en un caótico cóctel filosófico-religioso.Los directores, una tríada que es completada por el alemán Tom Tykwer, necesitan casi 3 horas de metraje para completar una obra técnicamente abrumadora que, sin modestia alguna, trata de hilvanar una explicación global de todo cuanto existe, conformando un atractivo pero petulante pastiche postmoderno en la línea de La fuente de la vida (2006), Las vidas posibles de Mr. Nobody (2009) o El árbol de la vida (2011).
Por su intencionalidad mastodóntica, El atlas de las nubes es difícilmente clasificable, una indefinición que puede causar desorientación a más de uno. Maneja con soltura los escenarios y el tono épico del film de aventuras, la imaginación desbordante de la ciencia-ficción, el suspense propio del thriller y el poso sentimental del melodrama, dando forma a una especie de matrioska audiovisual. Pero al abarcar mucho, no llega a profundizar.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.