(2) LINCOLN, de Steven Spielberg.

EL PULSO ABOLICIONISTA DEL 16º PRESIDENTE DE LOS USA
La Guerra Civil estadounidense (1861-1865), llamada de “Secesión”, es aquí un importante telón de fondo de la larga y difícil lucha parlamentaria a favor de la abolición de la esclavitud, al frente de la cual estaba el entonces presidente Abraham Lincoln (1809-1865). En esencia, el film es una biografía del que había sido el joven abogado nacido en Kentucky, abordando principalmente las actividades políticas y las vivencias familiares de sus últimos cuatro meses de vida.
Spielberg no partía de la nada: el séptimo arte ya había reflejado la figura del famoso decimosexto presidente, entre otros, un D. W. Griffith en decadencia (Abraham Lincoln, 1930), un John Ford en plena forma (El joven Lincoln, 1939) y John Cromwell (Lincoln en Illinois, 1940), este último un relato correcto, entretenido y sin pretensiones. Ahora Spielberg aborda la figura del que fuera hijo de campesinos cuáqueros y, una vez más, demuestra que su cine es una fábrica de hacer dinero, siendo justo reconocer su gran dominio del lenguaje cinematográfico pero también la eficacia de sus trucos para atrapar al público haciendo prevalecer los resortes emocionales sobre los puramente racionales —un caso paralelo al de Frank Capra—, es decir, se trata de un realizador que inunda sus obras con toneladas de buenos sentimientos y que incluso logra hacer creer a algunos “críticos” que tanto mejor es la película cuantas más lágrimas haga derramar al espectador.
La impaciente obsesión de Lincoln por abolir la esclavitud de los negros le llevó a dictar una resolución en 1862 sin la aprobación del Congreso nordista, empujado seguramente por motivaciones morales y religiosas más que políticas, pero a Spielberg le interesa especialmente la dimensión humana —las dudas y las difíciles decisiones— de un presidente situado en un cargo y en un momento clave de la Historia que determinaron la igualdad de todos los seres humanos ante la ley, aunque sabemos que ya entonces había algunos Estados abolicionistas y que aquél fue sólo el punto de partida de una prolongada reivindicación hasta que los afroamericanos lograron la plenitud de derechos civiles un siglo más tarde.
El film tiene la virtud de mostrar el debate político no como una discusión sobre el sexo de los ángeles sino como una bastarda mezcla de intereses, presiones, miedos, lealtades, sobornos, ambiciones, convicciones y prejuicios dirigidos a conseguir los 2/3 de votos necesarios para la legalización de la XIII Enmienda a la Constitución USA. Convertido en republicano tras sus primeros pasos como liberal, el diputado y senador Lincoln fue elegido presidente en 1860 y reelegido en 1864, habiendo estallado el conflicto fraticida en 1861 porque, fundamentalmente, los estados federados del norte (La Unión) eran industriales y proteccionistas mientras que en la Confederación de los trece Estados sudistas rebeldes eran grandes terratenientes y librecambistas exportadores que necesitaban una abundante y barata mano de obra campesina, siendo la población esclava la principal fuente de ese recurso.
Lincoln se sintió en sus últimos años especialmente atormentado ante el dilema de ganar antes la guerra o abolir la esclavitud, una polémica que vino a repetirse curiosamente entre los republicanos de nuestra contienda civil de 1936 entre quienes daban prioridad a la victoria militar y quienes preferían hacer primero la revolución social. Lo cierto es que el presidente Lincoln se mostró mucho más generoso que el vengativo general golpista Franco, pues el estadounidense pudo dictar antes de morir amplias medidas de amnistía a favor de los derrotados y trazar planes para la reconstrucción de toda la nación.
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