(4) INFANCIA CLANDESTINA, de Benjamín Ávila.

JUAN SOMOS TODOS
Producida por Luis Puenzo, Infancia clandestina narra con una sabia mezcla de reflexión y emotividad el clima político en la Argentina de 1979, centrando su atención en la lucha de los “montoneros” —guerrilleros urbanos venidos de su exilio en Cuba para vivir en la clandestinidad— contra la dictadura militar (1976-1983) encabezada por el general Jorge Videla. Pese a su referente argumental, no se trata de un film militante o panfletario, generalmente basado en elementales esquemas dogmáticos destinados a reclutar adictos a la causa, sino complejo y con voluntad de crónica objetiva pese a inspirarse en vivencias autobiográficas de su realizador, el debutante en el largometraje Benjamín Ávila (Buenos Aires, 1972) cuya madre fue detenida y declarada “desaparecida” tres años después del golpe de Estado.
En la línea de Papá está en viaje de negocios (1985), la película se basa en un guión del propio director y de Marcelo Müller, destacando especialmente por su madurez y profundidad, tanto en el estudio de personajes como en las cuestiones que plantea, dejando que el espectador saque libremente sus propias conclusiones. Por ejemplo: más allá de las razones ideológicas a su favor, la estrategia de aquellos guerrilleros ¿fue acertada? ¿Fueron héroes o ciudadanos inconscientes en una guerra que nunca podían ganar y que costó tantas vidas humanas? ¿Fueron sacrificados patriotas o meros terroristas en su violento combate por la democracia?
Este ambiente de compromiso, dudas, contradicciones, miedo y delaciones está mostrado magistralmente desde el punto de vista de Juan, convertido en Ernesto por razones de seguridad, un niño de 12 años que no comprende las actividades de sus padres, desconcertado ante la conducta de unos adultos que parecen estar siempre jugando al escondite mientras él desarrolla su personalidad en la escuela “nacional” y afronta las ilusiones y penas propias de un primer amor.
Magnífica realización, con actores muy bien dirigidos y con un gran rigor narrativo gracias a la sabia composición, ordenación y ritmo de los planos. Un relato realista que, sin embargo, presenta los momentos más violentos mediante dibujos de tebeo y que recurre en ocasiones a escenas oníricas para materializar los sueños y fantasías de su pequeño protagonista. De visión más que recomendable.
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