(3) LAS SESIONES, de Ben Lewin.

SEXO Y DISCAPACIDAD
Lejos de esa visión edulcorada de la minusvalía que la presenta como expresión única de una personalidad excepcional, Las sesiones introduce al espectador en la realidad más íntima y cotidiana de la discapacidad mediante una mirada inteligente y respetuosa no exenta, eso sí, de sus correspondientes dosis de ternura.
Inspirada en los escritos autobiográficos del periodista y poeta Mark O’Brien, la película narra la historia de un hombre inválido, postrado en un pulmón artificial, que contrata los servicios de una terapeuta para perder la virginidad, lo que permite a Ben Lewin, un director con problemas de movilidad como consecuencia de la poliomielitis, realizar una de las aproximaciones más realistas, complejas y emocionantes a la vida sexual y sentimental de este colectivo.
Su mayor virtud es, sin duda, la naturalidad con que muestra una realidad ocultada deliberadamente y ajena a lo “políticamente correcto”: pese a su invalidez, el protagonista posee las mismas necesidades sexuales y sentimentales que cualquier otra persona, deseando a sus 38 años tener su primera experiencia sexual. Evidentemente, su práctica amatoria, limitada por la inmovilidad total de su cuerpo, será diferente que la del resto de los mortales, pero el film reivindica el legítimo derecho de los discapacitados a tener buen sexo y a vivir una sana y duradera relación de pareja. Ello obliga a retratar con cierta frecuencia la desnudez, tanto física como emocional, de los protagonistas, interpretados meritoriamente por John Hawkes y Helen Hunt, logrando trascender el mero acto sexual —las citadas sesiones— a un complejo proceso de aprendizaje y madurez personal.
Pese a la dureza del caso retratado, Las sesiones no deja de ser una comedia independiente amable, llena de buenas intenciones y diseñada como ejemplo de superación para conmover y agradar. Es por ello que Lewin introduce abundante humor, sazonado con no pocas concesiones a la taquilla, rechazando eso sí cualquier tentación sensacionalista o melodramática. Un tercer personaje, el cura encarnado por William H. Macy, introduce la perspectiva religiosa a tan insólita terapia, si bien representa la vertiente más abierta, tolerante y flexible de la Iglesia. Los diálogos entre éste y el inválido protagonista son, quizá, la parte más divertida de la película, resultando inevitable advertir las numerosas similitudes existentes entre Las sesiones e Intocable (2011), cuyo protagonista también aprende a convivir con su minusvalía gracias a las enseñanzas de su peculiar asistente.
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