(1) FIN, de Jorge Torregrossa.

NOS QUEDAMOS SOLOS
El alicantino Jorge Torregrossa, de quien pudimos ver los discretos cortometrajes Desire y Mujeres en un tren, debuta en el largometraje con esta adaptación de la novela homónima de David Monteagudo protagonizada por un amplio reparto de jóvenes intérpretes entre los que Maribel Verdú es la más conocida.
El film empieza como una reunión de antiguos amigos, algunos y algunas con sus parejas, durante un fin de semana en un chalet en la montaña, en la línea de Los amigos de Peter (1992) de Kenneth Branagh, con la consabida sucesión de coqueteos, celos, secretos y rencillas. Muy pronto, extraños sucesos lo hacen derivar hacia el cine “de género”, con una intriga omnipresente que apenas logró atrapar mi atención debido a la abundancia de recetas sacadas del cine fantástico-terrorífico más convencional, con sus sustos dosificados y un misterio incesante que nos hace añorar el poético clima apocalíptico de Melancolía (2011) de Lars Von Trier.
Esta película en torno a un catastrófico final del mundo es un ejemplo paradigmático del llamado “cine de guión”, con personajes pobremente construidos, actuaciones bastante arbitrarias, diálogos banales y paisajes espectaculares que quedan como mero telón de fondo al fallar de desarrollo de la trama. Sus escuetos 90 minutos se me hicieron interminables.
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