(3) CARMINA O REVIENTA, de Paco León.

SURREALISTA RETRATO DE LA PICARESCA
El debut en la dirección de Paco León, archiconocido actor por su papel de Luisma en la serie de TV Aída, se ha visto envuelto en la polémica por la valiente estrategia de comercializarse, de manera simultánea, en salas de cine, en internet y en el mercado de DVD, enfrentándose con éxito al boicot de aquellos sectores de la industria cinematográfica que se niegan a aceptar la inevitable evolución de los hábitos de consumo de películas y, por tanto, a adaptarse a nuevas formas de explotación del negocio. Sin embargo, más que por su espíritu emprendedor, que también pues es el primer caso que se da en España, Paco León deberá ser recordado por la exótica y delirante lección de cine low-cost que nos remite a los mejores ejemplos de narrativa picaresca que se ha parido desde los tiempos del Lazarillo de Tormes, aunando talento, frescura, dramaturgia y mucho humor.
Galardonada con tres premios —Mejor Actriz; Premio del Público; Mención Especial del Jurado— en el pasado festival de Málaga, Carmina o revienta es una comedia agridulce que, bajo la forma de un falso documental, narra las trapicheos de una peculiar madre andaluza que, ante los avatares de la vida, es capaz de hacer cualquier cosa para salvaguardar el bienestar de los suyos. Ello configura un magnífico retrato de la picaresca y un relato muy actual sobre la supervivencia en este contexto de devastadora crisis económica. Recoge, en ese sentido, el espíritu de estos tiempos aciagos, eso sí desde el prisma del cachondeo.
Nada hubiera sido igual sin la imprescindible participación de Carmina Barrios, madre del citado actor y ahora realizador hispalense, en el papel de madre batalladora. El gran descubrimiento del cine español hipnotiza a los espectadores con su potencia vital y escénica, desplazando incluso a su hija María León que también lo borda interpretando a una choni del extrarradio, madre soltera a los quince años. Tal es la conexión familiar existente que apenas puede detectarse qué forma parte del guión y qué es el resultado de la improvisación.
A los que, con cierta razón, reprochan la casi inexistencia de un guión que ordene y dé sentido y coherencia al ir y venir de los personajes, cabría matizar sus palabras. Cierto es que a Paco León le faltan tablas tras la cámara, pero el film es innovador hasta en la narración, pues simplifica el argumento a una sucesión de surrealistas escenas cotidianas a modo de “brochazos de realidad” que van dando forma a un rompecabezas con el que se cuenta el proceso por el cual Carmina estafa al seguro para recuperar el dinero de la mercancía robada. A pesar de todo, sus mayores virtudes son la abundancia de momentos disparatados y unos diálogos ingeniosos a la par que divertidos.
Nos encontramos, pues, ante ese tipo de cine minimalista, espontáneo y hecho con escasos medios que atrae la atención del público, demostrando que más vale maña (ingenio) que fuerza (dinero).
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