(1) ICE AGE 4: LA FORMACIÓN DE LOS CONTINENTES, de Steve Martino y Mike Thurmeier.

EL LENTO DECLIVE DE UNA GRAN SAGA
Aquellos que nos sentimos maravillados ante esa joya de la animación que significó Ice Age: La edad de hielo (2002), divertida versión prehistórica de Tres hombres y un bebé (1987), hemos ido advirtiendo del progresivo deterioro de la saga a medida que se estrenaban sus inevitables secuelas.
La cuarta de ellas, objeto de esta crítica, evidencia la urgente necesidad de concluir, definitivamente, las aventuras protagonizadas por el mamut Manny, el tigre dientes de sable Diego, el perezoso gigante Sid y la ardilla Scrat porque ya no aportan ninguna novedad a este universo animado contextualizado hace 20.000 años.
Entiendo perfectamente que sus responsables quieran seguir explotando la gallina de los huevos de oro, añadiendo nuevos villanos y emparejando a los citados, pero a la franquicia Ice Age se le pasó el arroz, como dicen en mi tierra. Todo suena a una mera reiteración, empobreciendo una historia dirigida en exclusiva al público infantil, mucho menos exigente, renunciando a trascender con una mayor complejidad argumental y con los retazos de genialidad que encumbraron la primera entrega de la saga.
Una lástima. Que en paz descanse.
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