(3) LOS NIÑOS SALVAJES, de Patricia Ferreira.

ADOLESCENCIA, LA EDAD DIFÍCIL
Filmada y hablada en lengua catalana, Los niños salvajes se exhibe con subtítulos en castellano que permiten a todos los públicos apreciar las magníficas interpretaciones de unos jóvenes actores —Marina Comas, Álex Monner y Albert Baró— que dan cuerpo a un magnífico guión bajo la rigurosa dirección de Patricia Ferreira. Son, pues, justos los premios que el film ha obtenido en el reciente Festival de Málaga y se trata de un relato que incide de nuevo en la vida y andanzas, en los alrededores de una gran ciudad como Barcelona, de tres adolescentes que ocupan su tiempo repartiéndolo entre el instituto, la calle y sus casas con sus profesores, amigos y padres, conjugando a su modo estudios, ratos de ocio y vida familiar.
Es la adolescencia una etapa muy complicada en el desarrollo humano por la provisionalidad, constituyendo una etapa de tránsito desde la niñez y la pubertad a la juventud, quedando aún lejos la madurez propia del adulto. Con la abundancia de problemas emocionales que en ocasiones pueden resultar traumáticos y derivar en actitudes que bordean o inciden en la comisión de hechos que alimentan las crónicas de sucesos. Y muchas veces los protagonistas son muchos de los llamados “normales”. ¿Qué puede haber sucedido?
A partir de un hecho real aparecido en la prensa, Patricia Ferreira y sus colaboradores hicieron un laborioso trabajo de campo —entrevistas, observación de ambientes, supervisión de expertos, etc.— antes de escribir el guión y de rodar la película, sin duda una de las producciones españolas más interesantes del año. Su estructura narrativa está constituida por fragmentos de realidad mostrados mediante flash-backs a partir de la investigación de un determinado acontecimiento dramático que se intenta esclarecer y que sirve al espectador para conocer y comprender tanto el carácter de los personajes como la influencia de sus circunstancias.
Rodados muchos de los planos con la cámara al hombro, mostrando imágenes dinámicas de clara dimensión realista, Los niños salvajes presenta un estilo semi-documental fruto de la mirada distanciada y exenta de sentimentalismo, siendo un film que nos habla de sueños truncados, de caminos rotos, de la necesidad de una sólida educación, de la responsabilidad de los mayores —autoritarismo, indiferencias, consejos equivocados, etc.— en la tarea de superar la inmadurez, los errores y la falta de perspectivas vitales en los adolescentes.
Datos significativos en el film son tanto la presencia de una clase media que no se identifica con las habituales familias marginadas y sumidas en la miseria como la ausencia de drogas y de escenas de explícito contenido sexual.
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