PEDRO PÉREZ ROSADO, DIRECTOR DE “WILAYA”

“LA CAUSA SAHARAUI ES NUESTRA ASIGNATURA PENDIENTE”
El inminente estreno de Wilaya, la última y esperada película de Pedro Pérez Rosado, tras el éxito cosechado en los festivales de Berlín, Málaga y Abu Dhabi, devuelve a la actualidad informativa la prolongada odisea del pueblo saharaui. No es la primera vez que el director y guionista valenciano retrata sus penalidades, ya que anteriormente se había adentrado en el desierto del Sáhara Occidental con el documental Sáhara un pueblo que tuvo bastante éxito para ser un género minoritario y la ficción Saharaui, cuentos de una guerra, valientes ejercicios de memoria histórica. “La causa saharaui forma parte de nosotros como país, queramos o no. Sin duda alguna, su situación de desamparo y su incansable lucha por recuperar lo que les pertenece por derecho es la asignatura pendiente de nuestro pasado como potencia colonial”, defiende el realizador.
Es el desconocimiento mayoritario de la sociedad española y la intención de profundizar en esta lucha lo que ha llevado a Pedro Pérez Rosado a recuperar una temática olvidada por nuestra cinematografía. Pero lo hace con una perspectiva distinta, novedosa. “Han pasado casi 40 años desde que abandonamos al pueblo saharaui a su suerte, ya ha surgido una tercera generación desde entonces, era necesario actualizar el discurso adaptándolo a la posterior evolución del conflicto”, afirma Rosado. “En esta ocasión no quería incidir en la guerra sino concentrarme en el ámbito cultural, mostrando el lado más humano de los campos de refugiados, sin dejar de contar una historia universal, trasladable a cualquier lugar del mundo”, asiente. Así, Wilaya abre una puerta a las pequeñas realidades cotidianas que se viven en aquellos desérticos campamentos, aproximándose desde un protagonismo exclusivamente femenino al día a día de un pueblo cautivo y necesitado de ayuda solidaria.
La cinta narra el reencuentro de dos hermanas que, tras 16 años separadas por la distancia y dos culturas muy diferentes, tendrán que adaptarse para sobrevivir y descubrir sus identidades. Ello da pie a hablar de muchas cosas. “En primer lugar, el choque de culturas resulta inevitable. Nos encontramos, una vez más, en la disyuntiva entre la modernidad y la tradición. Fatimatu redescubre las costumbres machistas del desierto, viéndose en la tesitura de tener que enfrentarse a ellas para ser dueña de su propia vida. En segundo lugar, quería reflejar la situación de la mujer saharaui y el desafío ante el que se encuentra. La mirada de la mujer es esencial para conocer la realidad de los campos de refugiados, porque a pesar de estar sometida a una cultura ancestral se ocupa de mantener a la familia. En ese sentido, Wilaya es una película políticamente incorrecta para las generaciones menos jóvenes”, sentencia Rosado.
El equipo presente en la presentación de la película recordó que el rodaje coincidió con la llamada Primavera Árabe. “Aquellos acontecimientos políticos y sociales fueron vividos con esperanza pero también con cierta incertidumbre”, recuerda el realizador. No obstante, su máxima preocupación fue no sufrir las molestas diarreas ocasionadas por la incómoda estancia en los campamentos, con todas las limitaciones y carencias imaginables.
Pau Vanaclocha
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