(2) SOMBRAS TENEBROSAS, de Tim Burton.

PARODIA SINIESTRA
A pesar de su irregular trayectoria ulterior, Tim Burton sigue siendo un referente ineludible para cualquier cinéfilo aficionado a la versión más siniestra del género fantástico. Su vasto universo imaginario, un lúgubre y romántico escenario de arquitectura gótica poblado por todo tipo de criaturas, ha contribuido a enriquecer este género cinematográfico y ha alimentado los sueños, o mejor dicho las pesadillas, de toda una generación de espectadores. Dicho esto, también hay que decir que la repetición de la misma fórmula puede llegar a cansar al público menos fiel, convencido de que el otrora joven director que reivindicaba la singularidad de lo extravagante se ha sometido con la edad a los cánones comerciales de las majors para satisfacer los gustos mayoritarios en busca del máximo beneficio. En mi opinión, Sombras tenebrosas no está ni entre lo mejor ni entre lo peor de su filmografía, dando a mi pesar cierta sensación de cansancio a una audiencia que exige nuevas ideas mientras el cineasta se resiste a madurar cual eterno adolescente.
No obstante, el film es una entretenida parodia del serial sesentero de la ABC titulado Dark Shadows (1966-1972), pionera en el campo de la telenovela sobrenatural, cuyo mérito fue introducir una variada fauna de vampiros, fantasmas, licántropos, brujas y zombis en tramas melodramáticas inscritas en un contexto de corte fantástico. Personalmente desconocía la existencia de tal producto televisivo, pero Dark Shadows, al parecer una serie TV de culto en EE.UU., alcanzó un enorme éxito hasta el punto de ser un referente para el joven televidente estadounidense de finales de los años 60.
Actualización del retrato fantasmagórico de La familia Addams (1964-1966), la película de Tim Burton se inspira en la añorada Bitelchús (1988) al moverse en el inestable terreno del terror cómico, si bien carece de la mala leche de ésta. La historia de la familia disfuncional de Barnabas Collins apenas logra sostenerse, siendo el contraste entre la mentalidad y los modales del patriarca criado en el siglo XVIII y la Norteamérica de los psicodélicos años 70 lo mejor de todo, al igual que la apasionada relación de amor-odio entre el vampiro y la bruja que, por despecho, se convierte en su malvada antagonista. Se echa en falta la valentía y la acidez del primer Burton, pero es bienvenido el regreso a la estética gótica tras la explosión colorista de la discreta Alicia en el País de las Maravillas, un encargo de la factoría Disney.
Como no podía ser menos, Sombras tenebrosas supone el regreso del binomio Tim Burton – Johnny Deep, una relación laboral tan habitual que costaría imaginar una película del primero sin la presencia del segundo. Convertido en parodia de sí mismo, lastrado por los amaneramientos y la pomposa gestualidad del capitán pirata Jack Sparrow, el actor cumple con un simple aprobado su cometido de dar vida al protagonista.
Concluyendo, una cuidada planificación, una acertada banda musical que acompaña con gran brillantez y unos convincentes efectos especiales son las mayores virtudes de Sombras tenebrosas. Entre sus carencias sobresale el hecho de que algunos personajes queden totalmente desdibujados, perdiéndose en el olvido a lo largo del metraje para finalmente surgir de nuevo como si nada, y una resolución a mayor gloria de la espectacularidad con una sucesión de escenas tan efectistas como previsibles. Y a otra cosa.
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