(3) LOS VENGADORES, de Joss Whedon.

LOS HÉROES MÁS PODEROSOS DE LA TIERRA
Advierto previamente de mi orgullosa condición de lector de cómics desde mi más tierna infancia. Algunos podrían considerar, no sin motivo, que mi veterana afición me invalida a la hora de criticar este film, ya que de hecho apelaré más a los sentimientos provocados al verla que a la mayor o menor calidad de sus apartados técnico y artístico, que por cierto tampoco son tan malos. Pero en ocasiones, el aspecto emocional prima sobre otras consideraciones.
Como era de prever, este film es la cúspide de un largo proceso desde que la editorial Marvel se hiciera con el control de los derechos cinematográficos de sus personajes. Las recientes adaptaciones individuales de Hulk, Thor, Iron Man y el Capitán América insinuaban que tarde o temprano convergerían en una historia de proporciones épicas, como en los ansiados crossovers comiqueros. Los que tuvieron la paciencia suficiente como para esperar a ver el final de los títulos de crédito de los films mencionados disfrutaron de un breve epílogo en el que se hacía alusión a que todos ellos convivían en un mismo plano de existencia. Era inevitable, pues, que cruzaran sus caminos.
Los vengadores, por tanto, es la traca final de una colosal campaña de marketing, en el sentido más peyorativo del término, en la que las películas eran también un reclamo en sí mismo, un tráiler que avanzaba este último número. Es, como algún detractor ha señalado, una sobredosis de esteroides dada la magnitud del espectáculo. Sin embargo, sus principales virtudes son, precisamente, su falta de pretensiones artísticas y la fidelidad a sus referentes literarios (digo bien, el cómic es un arte derivado de la Literatura). Este film no promete algo que no puede dar, y ofrece justo aquello para lo que fue creado. Puro entretenimiento y apelaciones constantes al mundo del cómic USA de superhéroes, concretamente la versión Ultimates del Universo Marvel. Todo un desafío a generaciones enteras de lectores nostálgicos de una infancia idealizada por la lectura incansable de pilas enteras de cómics. Eché de menos ver a Spiderman entre el nutrido grupo de superhéroes, pero éste va a estrenar pronto su nueva versión fílmica y además nunca había formado parte de Los Vengadores hasta hace muy poco.
Como aficionado, por tanto, de esa Cultura (sí, con mayúscula) e imbuido de ese espíritu friki que toda persona alberga en su interior, tengo que decir bien alto que pese al desvergonzado despliegue de cine-espectáculo, esencialmente comercial y vacío de contenido reflexivo, un servidor se lo pasó pipa. Se me hicieron cortas las dos horas y veinte minutos de película, con corte incluido para estirar las piernas e ir al servicio. Disfruté los enfrentamientos entre héroes tan frecuentes en el cómic, rememoré episodios concretos de sus numerosas aventuras en papel, me percaté de los abundantes guiños al lector habitual con referencias a personajes, objetos y particularidades del citado Universo Marvel. Todo tenía coherencia, destacando el respeto a los personajes (en sus ámbitos psicológicos y físicos) y a sus interacciones.
Desde luego que no renuncio a censurar su crónica superficialidad argumental, reducida a la clásica batalla entre buenos y malos, al exótico diseño de vestuario de algunos protagonistas (pobre Capitán América), a la previsible dosis de patriotismo USA… pero aún así merece consideración. Finalmente, he acabado valorando Los vengadores como uno de esos cómics que te marcan en la adolescencia. Sabes que no es gran cosa, pero forma parte de tus vivencias y tus recuerdos. Le concedes valor sentimental. Especialmente recomendado para aficionados al cómic.
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